Antes de continuar leyendo, tenga en cuenta que es posible que yo sea partidario de teorías conspiranoides inducidas por la Cienciología y sectas afines, que únicamente buscamos boicotear a la desinteresada industria farmacéutica, oponiéndonos al progreso de la ciencia y del sentido común. Tengo que indicarle antemano, que si a pesar de la advertencia continúa leyendo y comienza a sentir cierta animadversión hacia los hechos aquí se exponen, es posible que esté usted cayendo en manos de una peligrosa secta destructiva. Sepan ustedes también, que la información que aquí aparece fue extraída, entre otros medios, de papeluchos sin importancia que nuestra organización tiene controlados como son el New York Times y el The Boston Globe.
En otra ocasión ya contara que a un tal Dr. Biederman lo habían pillao con el carrito del helao. Ya contáramos que este señor es un number guan de la psiquiatría infantil en los Estados Unidos, en parte papá del diagnóstico de Trastorno Bipolar Infantil (resulta que antes no existía tal enfermedad en niños, pero esto de los trastornos es lo que tiene, se reproducen rápidamente y si no, nos lo inventamos) y también propulsor de la prescripción de antipsicóticos en adolescentes y niños, incluso menores de 6 años. También mencionáramos que a alguno, como era el caso del Senador Grassler, le dio por pensar, fíjate tu que tontería, que a lo mejor, las ayuditas que le daban las farmacéuticas al amigo Biederman (con un montón de ceros) podían estar afectando a su objetividad.
Pues, el caso es que el hombre aún estaba intentando salir del fango (que si no era para tanto… que si sólo me daban pa-los cafeses… que si las fotocopias van mu caras… que si me olvide de declararlo porque ando mu estresao, etc.) cuando ¡vaya por Dios!, lo han cogido otra vez.
Han salido a la luz una serie de e-milios y documentos que revelan que, digan lo que digan, el Dr Biederman y Johnson & Johnson (fabricantes de Risperdal, uno de los antipsicóticos con los que se está tratando el supuesto Trastorno Bipolar Infantil) no son sólo amigos, mis fuentes me aseguran que hay algo más.
Resulta que en Estados Unidos, si bien los psiquiatras pueden prescribir medicamentos para enfermedades para las que no fueron aprobados, las farmacéuticas no pueden publicitar sus productos para estos usos. Por lo que, una de las estrategias que utilizan estas empresas para esquivar la ley y promover usos no reconocidos de sus productos, es pagar a reconocidas personalidades para que hablen de ellos en reuniones, ponencias y congresos. En 1999 un ejecutivo de J&J solicitaba a sus superiores la aprobación de un cheque para “agradecerle” al Dr. Biederman una conferencia que había dado en la Universidad de Connecticut. En el milio decía “El Dr. Biederman no es alguien al que andar mareando, es un orgulloso figura nacional de la psiquiatría infantil y tiene la mecha muy corta” explicaba que el pollo en cuestión estaba cabreado porque J&J había rechazado una petición de 280.000 $ para investigación y “nunca había visto a nadie tan enfadado” “desde ese momento, nuestro negocio se convirtió en inexistente en su área de control” y termina “realmente temo las consecuencias” (parece que acojona, aquí el Dr. Padrino)
El angelico este (en lo sucesivo “El Bidi”), también estuvo presionando a J&J para la creación de un centro de investigación para el estudio de la psicopatología pediátrica, centro que, evidentemente dirigió. Según la memoria del 2002, la investigación realizada en este centro debía satisfacer entre otros criterios, “dirigirse hacia los objetivos comerciales de J&J” (investigación objetiva y totalmente desinteresada). Según Georges Gharabawi (un ejecutivo de la compañía), El Bidi, les había pedido en múltiples ocasiones la creación del centro, con el objeto de “generar y diseminar datos que apoyen el uso del Risperdal” en niños y adolescentes. Finalmente el centro se fundó. Sólo para el año 2002 tuvo un presupuesto de 700.000 dólares.
En Junio del 2002, otro ejecutivo de la farmacéutica, le envió un milio al Bidi , en el que incluía un breve Abstract de un estudio sobre el uso del Risperdal en adolescentes “Trastorno de Comportamiento Disruptivo” para presentar en un encuentro de la academia americana de psiquiatría infantil. El ejecutivo, Dr. Pandina, indicó que había un pequeño problema, y es que el medicamento mejoraba el comportamiento pero el placebo también, así que “si pudieras, danos alguna idea de cómo manejar esto”. Ni que decir tiene, que el Abstract, omitía este importante dato. Al mismo tiempo le pedía al Bidi que firmara el estudio (parece que esta también es una práctica común; nosotros hacemos un estudio sobre nuestro producto y le pagamos a un investigador reconocido para que lo firme como autor, una práctica que los americanos llaman ghostwriting), a lo que El Bidi accedió sin problema.
Estudios güenos güenos como éste, realizados en centros de investigación especializados, objetivos e independientes como este, firmados por eminencias superexpertos quetecagas, que no se equivocan nunca como este, son los que consiguieron que, finalmente, la FDA aprobara el uso del Risperdal (o Risperidona) para tratar el Trastorno Bipolar en niños. En España, también es utilizado con frecuencia en combinación con los estimulantes, para el tratamiento del TDAH (vamos, una bomba).
En otra ocasión ya contara que a un tal Dr. Biederman lo habían pillao con el carrito del helao. Ya contáramos que este señor es un number guan de la psiquiatría infantil en los Estados Unidos, en parte papá del diagnóstico de Trastorno Bipolar Infantil (resulta que antes no existía tal enfermedad en niños, pero esto de los trastornos es lo que tiene, se reproducen rápidamente y si no, nos lo inventamos) y también propulsor de la prescripción de antipsicóticos en adolescentes y niños, incluso menores de 6 años. También mencionáramos que a alguno, como era el caso del Senador Grassler, le dio por pensar, fíjate tu que tontería, que a lo mejor, las ayuditas que le daban las farmacéuticas al amigo Biederman (con un montón de ceros) podían estar afectando a su objetividad.
Pues, el caso es que el hombre aún estaba intentando salir del fango (que si no era para tanto… que si sólo me daban pa-los cafeses… que si las fotocopias van mu caras… que si me olvide de declararlo porque ando mu estresao, etc.) cuando ¡vaya por Dios!, lo han cogido otra vez.
Han salido a la luz una serie de e-milios y documentos que revelan que, digan lo que digan, el Dr Biederman y Johnson & Johnson (fabricantes de Risperdal, uno de los antipsicóticos con los que se está tratando el supuesto Trastorno Bipolar Infantil) no son sólo amigos, mis fuentes me aseguran que hay algo más.
Resulta que en Estados Unidos, si bien los psiquiatras pueden prescribir medicamentos para enfermedades para las que no fueron aprobados, las farmacéuticas no pueden publicitar sus productos para estos usos. Por lo que, una de las estrategias que utilizan estas empresas para esquivar la ley y promover usos no reconocidos de sus productos, es pagar a reconocidas personalidades para que hablen de ellos en reuniones, ponencias y congresos. En 1999 un ejecutivo de J&J solicitaba a sus superiores la aprobación de un cheque para “agradecerle” al Dr. Biederman una conferencia que había dado en la Universidad de Connecticut. En el milio decía “El Dr. Biederman no es alguien al que andar mareando, es un orgulloso figura nacional de la psiquiatría infantil y tiene la mecha muy corta” explicaba que el pollo en cuestión estaba cabreado porque J&J había rechazado una petición de 280.000 $ para investigación y “nunca había visto a nadie tan enfadado” “desde ese momento, nuestro negocio se convirtió en inexistente en su área de control” y termina “realmente temo las consecuencias” (parece que acojona, aquí el Dr. Padrino)
El angelico este (en lo sucesivo “El Bidi”), también estuvo presionando a J&J para la creación de un centro de investigación para el estudio de la psicopatología pediátrica, centro que, evidentemente dirigió. Según la memoria del 2002, la investigación realizada en este centro debía satisfacer entre otros criterios, “dirigirse hacia los objetivos comerciales de J&J” (investigación objetiva y totalmente desinteresada). Según Georges Gharabawi (un ejecutivo de la compañía), El Bidi, les había pedido en múltiples ocasiones la creación del centro, con el objeto de “generar y diseminar datos que apoyen el uso del Risperdal” en niños y adolescentes. Finalmente el centro se fundó. Sólo para el año 2002 tuvo un presupuesto de 700.000 dólares.
En Junio del 2002, otro ejecutivo de la farmacéutica, le envió un milio al Bidi , en el que incluía un breve Abstract de un estudio sobre el uso del Risperdal en adolescentes “Trastorno de Comportamiento Disruptivo” para presentar en un encuentro de la academia americana de psiquiatría infantil. El ejecutivo, Dr. Pandina, indicó que había un pequeño problema, y es que el medicamento mejoraba el comportamiento pero el placebo también, así que “si pudieras, danos alguna idea de cómo manejar esto”. Ni que decir tiene, que el Abstract, omitía este importante dato. Al mismo tiempo le pedía al Bidi que firmara el estudio (parece que esta también es una práctica común; nosotros hacemos un estudio sobre nuestro producto y le pagamos a un investigador reconocido para que lo firme como autor, una práctica que los americanos llaman ghostwriting), a lo que El Bidi accedió sin problema.
Estudios güenos güenos como éste, realizados en centros de investigación especializados, objetivos e independientes como este, firmados por eminencias superexpertos quetecagas, que no se equivocan nunca como este, son los que consiguieron que, finalmente, la FDA aprobara el uso del Risperdal (o Risperidona) para tratar el Trastorno Bipolar en niños. En España, también es utilizado con frecuencia en combinación con los estimulantes, para el tratamiento del TDAH (vamos, una bomba).
2 comentarios:
Este lo he disfrutado. De hecho tengo un par de ellos con la misma temática en mi blog y mirando los liks que puse, resulta que uno de ellos es de una página de la cienciología esa. Que le vamos a hacer.......Si vieras de que van ahora los testigos de geová alucinarias. Te echan un rollo científico de la hostia, correcto en casi todo, pero claro es para enganchar con dios y todo su rollo. Es lo que está de moda, partes importantes de cosas plausibles pero un disparate en la globalidad del asunto.
En este caso parece que los cienciologos bebieron de buenas fuentes, pero utilizan el "rebote" de la gente para ocupar ellos el espacio. ¿Como combatir esto? solamente conozco una forma, SER CRÍTICO.
Menudos elementos todos estos individuos de la APA, la OMS, los DSM y las farmaceuticas. Es de verguenza. He visto niños de cuatro años tomando esa mierda, niños que por lo general son resultado de su entorno, y que ademas de no mejorar, tienen los efectos secundarios. Eso sin entrar en las implicaciones a todos los niveles para su futuro. Por suerte soy libre de expresar mi opinión, no tengo jefes, así que cuando me preguntan contesto que me parece de juzgado de guardia, un crimen el medicar a un niño de esa edad con un antipsicótico, eso si, dejando clara que es mi opinión, y que el señor que se la mandó estudió muchos mas años que yo. En algunos casos no vuelven (supongo que por diversas razones, incluido el desacuerdo absoluto) y en otros casos sí. En estos lo peor que ha pasado es que el niño siga igual, pero sin tomarse las pirulas. En el mejor de los casos, y con la colaboración de los padres, se dan cambios sorprendentes. En todos los casos, no he sido complice de semejante abuso, y seguramente se ha encargado otro. Solo una vez vi a una cria medicada con fundamente, y es que tenia tal cantidad de complicaciones peri y post natales, a nivel orgánico que me pareció correcto. De resto......niños que son un fiel reflejo de la realidad que respiran cada día.
Una vez mas, grácias por el blog.
La cosa se está poniendo bastante dura en este sentido, no me consta que en España se haya popularizado tanto el diagnóstico de trastorno bipolar infantil como en Estados Unidos, donde el incremento de este diagnóstico desde el año 2002 ha sido espectacular. Pero sí que es muy común la prescripción de medicación antipsicótica en casos en los que se diagnostica TDAH (como si no llegara con los estimulantes). Lo habitual es que a la prescripción le acompañe una recomendación a los preocupados padres de ¡que no se les ocurra mirar el prospecto! (ojos que no ven corazón que no siente). Esto añadido a los efectos secundarios que las propias farmacéuticas ocultan (este año en EEUU ya empuraron a Eli Lilly por ocultar los problemas hepáticos y de diabetes en ensayos con Zyprexa). Actualmente 2.000 americanos están envueltos en una demanda a farmacéuticas por daños sufridos por medicación psicotrópica, entre ellos destaca (porque viene a cuento) 6 chavales que denunciaron a J&J por haber desarrollado mamas (con galactorrea), en dos casos los chavales necesitaron una mastectomía. Lo habitual para los psiquiatras es quitarle importancia a los efectos secundarios cuando son físicos (como el habitual aumento de peso que producen los antipsicóticos), sin considerar como influye lo físico en lo psicológico. Vamos, que un buen par de melones puede hacer a un adolescente muy popular entre sus compañeros de clase, pero no creo que sea ese el tipo de popularidad que estén buscando.
Gracias por tu visita y gracias por las gracias.
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