12/11/08

CHAVALES, ANSIEDAD, SEXO Y DELINCUENCIA

Es que veo al chaval un poco raro… últimamente me tiene bastante preocupado, se le ve solitario, tímido, nervioso, casi no tiene amigos, parece que está siempre en su mundo. Pues nada, ya puedes estarte tranquilo machiño, la ciencia está de tu lado, si tu hijo cumple estos requisitos puedes estar seguro de que no andará por ahí con la navaja que se trajo de la excursión a Toledo quitándole los leuros a los compañeros, ni atracando a mano armada una ferretería. Incluso es posible (mira tú) que si llega a delegado de su clase sea capaz de rechazar el cobro de comisiones ilegales. Vamos, que si tienes un chaval así, puedes estar seguro de que no vas a ir a recogerlo nunca al cuartelillo, ni siquiera por llevar el monopatín demasiado rápido. La pena es que tal profilaxis dura sólo hasta los 21 tacos, después ya delinquen a gusto, como cualquier otro sinvergüenza, pero… a esa edad… ya le tocará pagar a él el pato, únicamente tendrás que preocuparte de si le escondes la lima dentro del bocadillo de choped o en una biblia, cuando lo visites en talego-dor ciudad de vacaciones.



Estas son, básicamente las conclusiones a las que llegaron el Dr. Georgia Zara, de la Universidad de Turín y el Dr. David Farrington de la de Cambridge, en un estudio en el que exploraban si hay algunos factores en la infancia que pueden retrasar el inicio de la actividad delictiva hasta la edad adulta. Según el trabajo de estos señores los niños tímidos, nerviosos, neuróticos y solitarios, no suelen cometer actos delictivos durante la adolescencia, sin embargo este efecto, no se mantiene en la edad adulta. Los “delincuentes tardíos” se diferencian de aquellos que comienzan a delinquir en la adolescencia, en que los primeros suelen ser nerviosos y tener pocos amigos entre los 8 y los 10 años, además, normalmente no tienen relaciones sexuales hasta los 18 años. Al compararlos con la población que no delinque, estos delincuentes tardíos suelen ser más ansiosos (vete tu a saber que quiere decir eso) entre los 12 y los 14 años y mucho más neuróticos (me remito al anterior paréntesis) cuando cumplen los 16.

El estudio aporta algunos datos que pueden ser interesantes para una persona curiosa, o para abrir nuevas líneas de investigación. Pero, como los artículos hay que concluirlos, y para concluirlos no hay nada mejor que una conclusión, pues van estos dos y de forma concluyente concluyen que este conocimiento podría servir para orientar actuaciones preventivas (bonita palabra), según ellos; teniendo en cuenta estos potentes predictores hallados en el estudio, podríamos actuar sobre ellos dirigiéndolos (p.e. el nerviosismo), manteniéndolos bajo control (p.e. la ansiedad) o modificándolos (p.e. no teniendo relaciones sexuales) ¿?¡!¡¿?. Y de nuevo la cosa está muy requeteclarísima: si dos variables se relacionan, y una ocurre antes que la otra, resulta que la primera indudablemente es la causa de la segunda, así que – Señora mamá y Señor papa: sin no quieren ustedes tener un hijo adolescente-delincuente pónganle un cinturón de castidad marca Acme (no se asusten, ya los fabrican de fibra de carbono, ¡donde va a parar! mucho más ligeros, no se oxidan…) o un poquito de bromuro con el colacao.

Esto ha salío de: Psychcentral

3 comentarios:

todopsicologia dijo...

Jajajaja, buenísimo como siempre. En lo de la castidad entrará también aquello de las pajillas, porque a lo mejor no basta con el cinturón.....
Un saludo.

Anónimo dijo...

estamos conviertiendo nuestro mundo en una cosa extraña en la que todo tiene que estar bajo estricto control, médico, psiquiatrico, político, sociológico, ecológico, demagógico. Lo que estamos consiguiendo es llegar al mundo del Gran Hermano que predijeron escritores visionarios de mediados del siglo XX. ¡Qué asco! (perdón, es que hoy estoy un poco pesimista)

Anónimo dijo...

Joder... me he quedado 0_0

¿Cómo no te habré descubierto antes? Eres buenísimo. Supongo que no te diré nada nuevo, y serás el primero en saberlo, pero tienes estilo al escribir. Me gusta ese sarcasmo (yo también soy dada a utilizarlo...).