29/7/11

¡PILLÍN, PILLÍN!

¡Siempre negatifffo, nunca positifffo! Es lo que tiene el ser humano, siempre que de criticar y que de criticar. Ya puede uno ser un santo varón benefactor entre benefactores que siempre habrá alguien esperando a que cometas un error para hacer leña del árbol caído. El árbol en cuestión es Joseph Biederman, también conocido por los que lo respetan como “Il Capo di Capi”… sus amigos podemos llamarle “El Bidi”. Ahí donde lo tenéis, es una eminencia mundial en psiquiatría, profe en la Harvard Médical School y miembro del equipo médico del Massachusetts General Hospital (casiná) A este señor le debemos agradecer que haya inventado el Trastorno Bipolar Infantil, partiendo de la genial idea de que no es absolutamente necesario encontrar medicación para curar un trastorno, es mucho más inteligente inventarse un trastorno que se adapte a la droga ya existente (si es que si no fuera por gente como esta, no avanzamos… que no). Gracias a él (¿Por qué no… beatificarlo?) cada vez más niños pueden tomar antipsicóticos y disfrutar de un extenso catálogo de efectos secundarios, floridos y espectaculares ¡y desde su más tierna infancia! ¿para qué esperar?.

Lejos de encasillarse en su profesión, El Bidi ha hecho valiosísimas incursiones en otros campos: en lo relacionado con las finanzas, destacan sus desarrollos en la técnica conocida como “hacer el egipcio” también conocida como “poner el cazo”. En la literatura es un referente en el género del ghostwriting, siendo también un experto prestidigitador (haciendo desparecer efectos secundarios en sus ensayos,… nada por aquí nada por allá).

Pues bien, en toda historia hay un malote, en este caso el antihéroe es un tal senador Grassley, un conspirador atento al que le resultó extraño que “El Bidi” al caminar tendía a inclinarse hacia el lado en que llevaba la cartera. Así que, preocupado por la salud del Doctor y el subsecuente riesgo de escoliosis, se puso a meterse donde no le llamaban encontrándose con que (lo normal) además de su sueldo en la universidad, en el hospital y la financiación que recibía del Instituto Nacional de Salud Mental para sus ensayos, alguna multinacional farmacéutica (en especial Janssen Cilag, fabricantes del Risperdal, casualmente tratamiento recomendado por el galeno para su Trastorno Bipolar Infantil) contribuía a la economía del amigo Biederman con algún donativo. Donativo que el pobre hombre (como todos los genios un tipo disperso y poco atento a minucias mundanas) se olvidó de declarar. Claro los de Harvard no podían soportar tal afrenta, así que tomaron cartas en el asunto, la investigación iniciada en el año 2008 ha concluido recientemente, teniendo que admitir nuestro protagonista y dos colegas más, que se olvidaron de declarar solamente 4,2 millones de dólares, lamentando su “honesto error” (en serio, aquí la noticia en el Boston Globe) y admitiendo que tenían que haber prestado más atención a estas cosas.

Bueno, como en Harvard no se andan con chiquitas han decidido darle un escarmiento, así, sin anestesia: pues van los tíos y olvidándose de las contribuciones a la ciencia de este Da Vinci del S.XXI, lo castigan sin piedad a la terrible condena de pasarse un año enterito sin meterse en actividades financiadas por las farmacéuticas y dos años más, en los que podrá cobrar pero vigilado (después de este calvario, ya podrá campar a sus anchas), no contentos con esto, también le comunicaron (crueldad sin límites) que se lo van a pensar muy mucho cuando tengan que ascenderlo. Si es que en la Universidad de Harvard, una de las más prestigiosas del mundo, cuando se ponen serios hay que echarse a temblar.

Algún lector sin escrúpulos podrá plantearse que quizá tendrían que haberlo puesto de patitas en la calle, otros pensarán que sería buena idea que le prohibieran dar clases hasta en CCC, o que no pudiera entrar en un hospital salvo para las revisiones oportunas. Sin embargo estas opiniones sólo serían producto de visiones parciales y desinformadas del personaje.

Desde aquí, aprovecho para proponer la creación de una plataforma a favor de este señor ¿alguien se apunta?

4 comentarios:

Jordi Badia dijo...

La verdad es que es una verguenza, Pobre hombre, menudo castigo le ha caído. Espero que se recupere para que le puedan seguir citando como experto cada vez que, ignorante de mí, se me ocurre comentar que esto de darles estos medicamentos a niños igual no va a ser bueno... ¡4.2 millones! que seguro que nunca han condicionado su trabajo claro.
Un saludo Antonio.

Jony Benitez dijo...

al senador seguro que lo pagaba lilly.
es una pobre victima del sistema.
eso si la pseudomulta es una forma de decir no es un problema de harware(d), es solo el software pirata.

abzs

Miguel dijo...

Fíjate que cosas.... pudiendo ponerle una medalla, o dándole el dinero que han ganado los laboratorios vendiendo otras pastillas (antidiabeticos para la diabetes producida por zyprexa, por ejemplo), o dándole el dinero que se han ahorrado los colegios al no tener que poner más profesores (porque "congelando" a los niños se puede ahorrar en personal).
En vez de eso le dan un leve tirón de orejas.... es lo que hay

marta dijo...

titi me parto....tu verborrea cada vez máis afiadiña....estás cosas me recuerdad tanto a las charlas que mantenía con el maestro.....(ai!!!!)