17/12/07

SE ARMÓ LA GORDA


Se armó la gorda, parece que Marino Pérez y Héctor González Pardo con su libro “La invención de los trastornos mentales” han metido el dedo en la llaga… y le echaron sal.

Básicamente denuncian que la invención y propagación de “enfermedades mentales” tiene bastante que ver con los intereses de la industria farmacéutica. La polémica está servida, un gustazo para los que nos gustan los platos calentitos.

Este libro supone una crítica a la patologización de problemas de la vida, y su consecuente sobremedicación. No niegan la existencia del trastorno mental, lo que niegan es que se trate de una enfermedad como las demás. Lo que conocemos como enfermedad mental, no son tales sino síndromes, es decir conjuntos de síntomas sin una entidad propia, esta entidad finalmente se asigna por consenso. Es decir se reúnen un montón de sesudos especialistas y deciden que si un señor tiene el ánimo deprimido, no se concentra, no come, está cansado y duerme mal, padece una depresión mayor. Si están de acuerdo tenemos una nueva enfermedad. Lo curioso del proceso es que las enfermedades también se “desinventan”; cuenta O´Hanlon como la APA curó de un plumazo a millones de homosexuales cuando decidió que ya no padecían trastornos de la identidad sexual.

Como siempre a este país hasta las polémicas llegan tarde, esta cuestión se lleva planteando años en el resto del mundo con publicaciones que también han hecho pupa. En los USA, recientemente Robert Whitaker denunció en “Mad in America” la sobremedicación a la que se somete en su país a las personas con diagnóstico de esquizofrenia analizando entre otros, un estudio realizado por la OMS en 1992 que concluye que “vivir en un país desarrollado es un fuerte predictor de que una persona diagnosticada de esquizofrenia nunca se vaya a recuperar”. En Europa Philippe Pignarre también puso la carne en el asador con “El gran secreto de la industria farmacéutica”, donde desde la experiencia que le ha dado trabajar durante 17 años como directivo en esta industria, se permite descubrir sus secretos más inconfesables. También menciona la invención de nuevas enfermedades como una de las estrategias utilizadas por la industria para superar la crisis en la que se encuentra. Evidentemente el campo de la salud en la que se hace más factible “inventar” enfermedades es el de la salud mental. Pero Pignarre va más allá, denuncia que hay otros ámbitos en los que una industria con amplio poder puede “meter la mano”; incrementar o disminuir en 10 mm/dl la concentración de colesterol recomendada para iniciar un tratamiento farmacológico, quizá no tenga gran repercusión sobre la salud de los enfermos, pero la repercusión para la industria farmacéutica se mide en millones de dólares.

Y como a nadie le gusta que le metan el dedo en el ojo, pues el Doctor Marcos Huerta, en representación de la Sociedad Asturiana de Psiquiatría, va … y se enfada. Dice: “hablar de la invención de las enfermedades mentales en un país donde hay más de 400.000 personas que sufren esquizofrenia no sólo es frívolo, es inmoral” (creo que apelar a las emociones para ganarse el apoyo popular es la definición de demagogia, la RAE lo limita a una práctica política, por que si no fuera así, yo diría que esto es demagogia). Los autores no niegan la realidad que sufren las personas diagnosticadas de esquizofrenia, pero sí niegan que se trate de una “enfermedad más cualquiera” con una entidad concreta como pueda ser la diabetes o el Alzheimer.

El señor Huerta continúa con un argumento incontestable, y es que ¡cuidado! El libro coincide en sus argumentos con la iglesia de la Cienciología (argumento sólido e inapelable donde los haya). Y luego lo convierte en una cuestión de bandos, nosotros contra vosotros y habla de la “psicologización absurda de lo cotidiano, de suerte que, por ejemplo en la desgracia, en vez de sufrir el dolor íntimo de la pérdida, podemos vernos asaltados por un comando de psicólogos para curarnos de la pena y apoyarnos en la zozobra”, la verdad es que yo tampoco entiendo mucho cual es exactamente el papel de los compañeros en las catástrofes, pero lo cierto es que lo que él llama “sufrir el dolor íntimo de la pérdida” en muchas ocasiones se hace “colocado de trankimachiño“ …que siempre hay una mano amiga que lo lleva en el bolsillo.

Por otra parte denuncia una “presión social formidable para que se den carta de naturaleza a patologías de más que dudoso rigor” como “el mobbing, el síndrome de alienación parental, o las nuevas adicciones” se ve que (devolviendo la demagogia), su jefe no le putea lo suficiente como para volverlo loco, su mujer no pone a sus hijos en su contra ni se pasa ocho horas diarias visitando páginas cochinas, como miles de personas en España que sufren realmente por estas situaciones. La presión social sobre estos problemas tiene que ver con que es necesario un reconocimiento en cuanto a realidad social, no para que sean reconocidas como enfermedades (seguro que el hecho de que aparecieran en el DSM-V ayudaría a estos colectivos delante de un juez), pero creo que está claro que tanto el mobbing como el síndrome de alienación parental, tienen mejor solución en los juzgados que en una consulta de salud mental.

De cualquier manera, entiendo que este es un debate que ya se hacía necesario, y estos dos psicólogos de la Universidad de Oviedo han tenido el valor de iniciar la contienda, es seguro que les van a dar hasta en el carné de identidad, supongo que estarán preparados.

15 comentarios:

Bautista dijo...

En la línea de lo que comentas, aunque no tiene mucha relación, me tiene fascinado el proceso de medicación al que se están viendo sometidos muchos niños de 8, 9, 10 ó 11 años, bajo el pretexto de su hiperactividad.

Desconozco cuáles serán sus efectos secundarios, si es que los hay. Pero no deja de asombrarme como el típico niño eléctrico se convierte, de la noche a la mañana, en un auténtico corderito. Demasiado corderito. Vamos, como si estuviese en otro mundo.

¿Es esto normal? ¿Se sabe lo que se está haciendo con esos niños, o simplemente son cobayas para tratar de afrontar un transtorno relativamente nuevo en la sociedad?

Antonio Olives dijo...

Pues quizá si tenga algo de relación, de hecho hai voces discrepantes en el mundo en este sentido. Hai especialistas que ponen en duda la existencia del propio trastorno y sobre todo hay críticas a la sobremedicación en estos casos. Tu hablas de niños de 8, 9, 10 y 11 años, de hecho me hay quien no tiene reparos en medicar antes de los tres años, y cuando hablamos de medicación estamos hablando de metilfenidato, que es un potente estimulante (como lo es la anfetamina), sobre este tema ya se trató en este blog en otro momento, así que si quieres saber más puedes dirigirte a http://elrincondejano.blogspot.com/2007_04_01_archive.html

Druid dijo...

A ver....
Creo...
Lo que antes se aprendia como frustración, como remar contra corriente, como altibajos, etc... ahora se soluciona con una pastilla, y todos felices.
En lugar de cambiar una vida que no te gusta, te medicas, lo ves todo rosa, y a vivir (es más fácil).
Nunca me he medicado contra la depresión.
No creo que lo haga jamas.

Pablo dijo...

Y bien.. no prefieres conejo? es más barato. El mundo gatuno está en un período de recesión en cuanto a porductividad se refiere. Por eso me dedico a apartarlos y juntarlos, oh diablos no tiene sentido... eres psicólogo? me gustan los psicólogos, en realidad pienso que los psicólogos son unos tarados mentales, pero de ahí viene mi particular gusto hacia ellos. Un saludo. Cordial, por supuesto.

A Brea dijo...

leer todo isto; JASUSITA

intoku dijo...

Ni una cosa ni la otra, creo. Ahora... lo de la Cienciología me ha dejado en fuera de juego!

Felices Fiestas Antonio.

Intoku.

Antonio Olives dijo...

Druid: Bienvenido, nunca he sido un defensor de la medicación en relación con los "trastornos mentales", si soy defensor de lo que funciona, si alguien se encuentra mal, se medica y se encuentra mejor, adelante con ello, lo que me temo es que no siempre es así, lo de ver la vida de color de rosa fundiona con otras drogas, pero dura poco tiempo. Un saludo.

Pablo: sí, lo soy, aunque creo que más tarado de psicólogo, otro saludo, más cordial si cabe.

a brea: si es por lo denso o aburrido, realmente lo lamento. Si es por la extensión ...???¡¿?! (no entiendo)

Intoku: de acuerdo contigo, ni si ni no, sino todo lo contrario. De cuaquier manera no nos queda más que reconocer el carácter "acordado" de los "trastornos mentales". De la misma manera que la ausencia de una entidad definida de los mismos, si abres el DSM_IV (tengo que advertir que no es mi libro de cabecera)veras entre los criterios diagnosticos variables referidas a tiempo (tal enfermedad puede definirse como tal si se mantiene durante más de x meses, etc) o de número (cinco o seis criterios a elegir de los que hay que sufrir al menos dos p.e)etc... Qué pasa con las personas que cumplen un sólo criterio diagnóstico pero les provoca gran sufrimiento ¿son menos "enfermos" que otros?. Si tienes contacto cercano con personas con un diagnóstico en concreto estoy seguro que añadirías o restarías algún criterio ¿por que en el diagnóstico de anorexia nerviosa no aparece como criterio fundamental la hipercinesia?... etc Básicamente se trata de eso tratamos con una gnosología muy frágil y considero que en muchos casos totalmente prescindible.

Siempre se agradece tu intervención en esta casa.

Mer dijo...

Se publican mil libros explicando cómo te has de comportar en diferentes situaciones, cómo has de encauzar la vida de tus hijos desde bebés, autoayuda para depresivos, tranquimazín a raudales,...
Hay enfermedades mentales, pero creo que hoy en día se está convirtiendo esto en una especie de obsesión, muchas veces dejando al margen enfermedades que tienen una causa física.
Franca y personalmente pienso que en muchos casos se hace una montaña de un grano de arena.
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Te voy a contar una experiencia.
Un día me levanté y no podía dejar de vomitar. Vivía a 1.000 km. de mi casa y de mi familia, circunstancia que fue crucial en el diagnóstico.
Mis compañeros de trabajo me llevaron a urgencias.
En ningún momento me hicieron una exploración física.
Me metieron en una habitación, llamaron a un psiquiatra y algo escuché yo a lo lejos sobre bulimia.
El diagnóstico fue depresión, stress, estar lejos de casa me estaba carcomiendo, aunque "es una chica con unos argumentos muy razonables" no paraban de decirle a quién me acompañó. Me dieron anti-depresivos.
Salí de allí pitando y vomitando.
Fui a un especialista privado.
Tenía gastroenteritis.

Antonio Olives dijo...

Curiosa experiencia, y la verdad es que seguramente es más común de lo que sería deseable, pero creo que tiene mucho que ver con la prepotencia de algunos profesionales (y esto es independiente de la especialidad y muy común en algunas profesiones), lo digo porque probablemente la duda se hubiese solventado si alguien te preguntase a ti cómo te encontrabas (además de efectuarte las pruebas de rigor en estos casos).

Por cierto (espero que no te parezca irrespetuoso), tu caso recuerda a aquel chiste en el que un hombre llega a una farmacia con una fuerte diarrea y le dan por confusión una caja de ansiolíticos, luego, preguntándole cómo se encontraba el hombre contestó “estoy cagado hasta las orejas pero… me importa un carajo”.

La situación es desesperada, pero no seria. (Paul Watzlawick)

El Desertor dijo...

Lo más gracioso del asunto es que no conozco a NINGUN psicólogo o PSIQUIATRA que diagnostique segun el DSM, todo se hace a ojo de buen cubero... de hecho, ser psiquiatra consiste en oir 3 palabras del paciente/enfermo (¿cliente?), que incluyan palabras claves para el diagnostico como: triste/depresión o nervios/ansiedad o alguna descripción psicótica... Con tres clases de medicamentos cubren TODO lo que pueda acontecer y si no siempre queda un buen churruscado electroconvulsivo.

Anónimo dijo...

Yo creo que la esquizofrenia, es una enfermedad cerebral, es verdad que en europa la recuperación es peor que en otras culturas y lugares, sin embargo, sigue siendo una enfermedad neurológica. No hay nada de mental en los síntomas neurológicos, como la acinesia, la lentitud cognitiva, lenguaje tangencial etc etc. Este hecho no se puede negar. No es una cuestión de que lo decidan unos expertos, es que es evidente. Otra cosa, es que la sobremedicación que se utiliza. Es un problema, porque realmente la mediación no es la solución, la mediación no es más que la aspirina d ela esquizofrenia. No entiendo como existen autores que puedan negar el carácter de enfermedad de la esquizofrenia. Me parece negar un problema donde realmente lo hay. Convencedme de lo contrario, porque es que no soy capaz de creer lo contrario aunque quiera. Saludos.

Antonio Olives dijo...

Copón!!! he tenido que releer mi propia entrada (es que hace como cuatro años).

Señor anónimo? No he hegado que la esquizofrenia sea una enfermedad cerebral. Pero tampoco voy a afirmarlo... fundamentalmente porque tendría que comenzar, como usted lo hizo con "yo creo que..." y sólo de pensar en tener que afrimar taxativamente con "yo creo que..." me sale sarpullido (no se si psicosomático o cerebral" pero me sale sarpullido. "Yo creo que..." no es lo mismo que "en el estudio xxx con una N=xxx, con un diseño tal y cual se encontró que nosequé". Es un lenguaje que comprendo mejor, y sobre todo, es un lenguaje que permite la discusión (que si este estudio está mal diseñado, que si las conclusiones son o no claras, que si no hay doble ciego que si...). "Yo creo que..." sólo se puede rebatir con "pues yo no lo creo"

"No hay nada de mental en los síntomas neurológicos, como la acinesia, la lentitud cognitiva, lenguaje tangencial etc etc. Este hecho no se puede negar" Una buena descripción de síntomas, que son eso; síntomas. Curiosamente todos síntomas de carácter conductual, no creo que viera usted nunca un "lenguaje tangencial" en un TAC o una resonancia.

"No es una cuestión de que lo decidan unos expertos, es que es evidente" Lo de "es evidente" es una argumento bestial... con ese, ya me ha convencido.

Sobre su solicitud de que le convenzan de lo contrario... si quiere hablamos de Dios... admiro su fé. El caso es que tendrá usted que demostrar que se trata de un trastorno cerebral y no yo el que tenga que demostrar que no lo és.

Se ve usted un tipo interesado, preocupado y estudiado. A veces nos olvidamos de la filosofía, y la filosofía de la ciencia creo es fundamental para discutir sobre ella. Le recomiendo que se lea a Karl Popper. Cuenta unas cosas sobre falsabilidad en relación a la ciencia que le van a venir muy bien para próximos debates.

De verdad (no es sarcasmo) que agradezco mucho su visita y que tuviera la iniciativa de opinar.

Un saludo

Anónimo dijo...

Gracias por la contestación. Tienes razón, sin embargo, yo solo deseaba crear un debate sobre el asunto. No obstante, te envío este estudio. Por estudios como este, tiendo a pensar en el origen neurológico de la esquizofrenia. Además de síntomas conductuales, también hay síntomas cognitivos, como alteraciones en la memoria o en las funciones ejecutivas.
De verdad, no es mi intención, desacreditar, solo aprender. Lamento, no haber contrastado con datos. Disculpa.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19621308?dopt=Abstract

Antonio Olives dijo...

No te disculpes. Gracias por generar debate, es una de las principales razones por las que hago esto. Disfruto mucho.

De cualquier manera: ¿cómo se evalúan las alteraciones cognitivas si no es a través del comportamiento?

Cierto es: conozco una chica diagnosticada de esquizofrenia con muestras evidentes de enlentecimiento cognitivo, probablemente no tiene nada que ver con los 600mg de seroquel que se enchufa al día, más risperidona, más 3mg diarios de alprazolam más un depot...

Por otra parte, el artículo: APLASTANTE:

"Recientes artículos SUGIEREN..."
"Estudios son consistentes con una POSIBLE minicolumnopatía"
"Aunque NO EXISTEN hallazgos patognomónicos es esquizofrenia. LA MAYORÍA de los estudios hacen referencia a una POSIBLE existencia de una dominancia cerebrla anormal"

Por otra parte la metodología: ¿Una revisión bibliográfica?

No me convence... pero nada.

Anónimo dijo...

Era un estudio de los muchos que hay publicados. Creo que al final, lo único que trato de explicar es que aunque la esquizofrenia no tenga la misma entidad de enfermedad que la enfermedad de alzheimer, si puede que tenga entidad suficiente como para que los pacientes requieran algún tipo de intervención farmacológica, mínima, supongo. Entiendo que muchas veces están sobremedicados y que hay que parar los pies a los psiquiatrás, pero no entiendo porque no se puede defender una intervención racional del uso de fármacos en este trastorno. Que los psiquiatras se salten el juramento hipocrático, no es culpa de la neurología. Saludos.