3/8/07

¿LA EXCEPCIÓN?




Tal vez a lo largo del rincón de Jano, alguno de vosotros ha podido pensar que estoy en contra de la utilización de fármacos para la solución de dificultades ¿psicológicas? ¿del comportamiento? ¿emocionales?... está bien, nunca encuentro la palabra concreta, y es que cualquiera de ellas sería parcial o demasiado general. De cualquier manera voy a suponer que sabemos de lo que estamos hablando. Pues bien, es cierto, soy contrario a la utilización de soluciones que reducen al individuo a un número indeterminado de conexiones neuronales, y que sus problemas únicamente dependan de la cantidad de determinado neurotransmisor existe un espacio sináptico. Además también me opongo a los tratamientos en los que el afectado no forma parte de la solución.

Lo cierto es que hay muchos colegas psicólogos que están en mi misma posición, muchos están de acuerdo en que existen soluciones psicoterapéuticas muy efectivas y sin efectos secundarios, para la mayoría de los problemas ¿para la mayoría? ¿y el resto?.

Cuando hablamos de psicosis, ya nos empieza a temblar la voz... si,… podemos ayudar en algunas cosas… pero sin medicación es imposible… ¿Cómo vas a tratar a un “paciente descompensado” (me encanta la terminología) en tu consulta? Lo cierto es que cuando alguien plantea la posibilidad de un abordaje psicoterapéutico en psicosis (sin medicación neuroléptica, se entiende) se le puede tachar de irresponsable, poco profesional, o lo que es peor ignorar su trabajo como quien vende un crecepelo milagroso o baba de caracol (que creo que es cojonuda para las arrugas).

Además, todo el mundo sabe que la psicosis tiene una base fundamentalmente orgánica, todavía no se sabe cual es esa base, pero está claro que es fundamentalmente orgánica ¿¿??
De acuerdo, ahí voy… cuan televendedor de productos milagrosos (de esos que con cuatro minutos diarios se te ponen unos abdominales como tabletas de chocolate) voy a hacerme eco de un par de hechos que al menos ponen en cuarentena la idea de que, la única opción terapéutica válida cuando existe un diagnóstico de psicosis es la medicación neuroléptica.

En 1992 la OMS publica un importante estudio longitudinal en distintos países, que incluían, la India, Colombia, Nigeria, Estados Unidos, Dinamarca, Irlanda, Checoslovaquia, Japón y Rusia. En este estudio se concluye que en los países menos desarrollados como la India, Colombia y Nigeria las personas con diagnóstico de psicosis se recuperan antes y mejor. En estos países había unas tasas mucho mayores de reinserción social y laboral, y además una mucho mayor remisión de los síntomas. ¿Qué es lo que salva de la cronicidad a las personas que nacen en países menos desarrollados? Pues según los que se consuelan buscando tres pies al gato, parece que tiene que ver con cuestiones culturales, una organización familiar distinta, y una mayor tolerancia a la enfermedad mental. Aunque esto no explica, por qué por ejemplo Rusia, Estados Unidos y Japón tienen resultados similares (¿aquí no hay diferencias culturales?, de la misma manera la Inda, Colombia y Nigeria tampoco son países con una organización social muy similar. En realidad, lo que muchas personas piensan, entre ellas un tal Sr. Sentido Común, es que lo que realmente está salvando a salvando a los países menos desarrollados, es el precio de los antipsicóticos. La diferencia fundamental entre un grupo de países y otro, es que en los países menos desarrollados se prescribe mucha menos medicación neuroléptica y la medicación que se prescribe es más antigua, los denominados antipsicóticos típicos (ni que decir tiene que los antipsicóticos atípicos que se prescriben en los países desarrollados son muchísimo más caros. Además con la finalización de las patentes y la sombra de los fármacos genéricos, ya ha surgido una tercera generación de antipsicóticos).

Por otro lado, en la región finlandesa de Laponia Occidental llevan más de una década introduciendo un nuevo modo de trabajo en casos de psicosis en el que se prima el trabajo psicoterapéutico con el paciente, su familia y su red social, y la medicación neuroléptica queda relegada a un plano muy secundario y en muy pocos casos. El sistema de tratamiento que defiende el grupo de trabajo de Jaakko Seikkula, tiene una de sus bases una atención más rápida y la inclusión y participación del paciente, la familia y su red social en todo el tratamiento. Los resultados de este grupo son sorprendentes:

En seguimientos realizados 5 años después del inicio del tratamiento, la media de hospitalización de las personas diagnosticadas de psicosis es de 19 días, frente a 110 días de media en otros estudios (Messterton y Cullberg, 2001) solamente el 27% de los pacientes habían usado neurolépticos, en torno al 81% se encontraba trabajando y el 80% no tenía secuelas y solamente un 19% tenía que subsistir con una prestación por incapacidad, frente 62% en otros estudios.

Ya que hay poca literatura sobre este trabajo en castellano (conozco dos artículos publicados en “Sistemas Familiares”) me he tomado la libertad de perpetrar la traducción de un artículo que encontré en la red en el que Seikkula explica los resultados de suen investigación además de las bases teóricas de su trabajo. El título del artículo es "El diálogo abierto moviliza los recursos ocultos de los pacientes psiquiátricos más severos" y te lo puedes descargar aquí: http://docs.google.com/Doc?id=dmdsrwb_25csc925

1 comentario:

intoku dijo...

Hola Jano.

En primer lugar, enhorabuena por el blog.

Como psicólogo, yo defiendo la terapia antes que la medicación, SIEMPRE.

No obstante, en ocasiones especiales puede ser necesario frenar una crisis con, pongamos por caso, benzodiacepinas, y comenzar un tratamiento psiclógico que consiga dejarlas de lado más adelante.

Saludos,
Intoku.