25/8/07

¡ESO NO SE HACE! CACA





Aunque las salas de espera de las consultas no están todo lo llenas que el público en general puede pensar (todavía hay reticencia a acudir a un psicoterapeuta), nuestra presencia mediática se multiplica. Cualquier acontecimiento es susceptible de una explicación técnica del profesional de turno por televisión. De manera que nuestra presencia en los programas matutinos y los programas de “sucesos” de media tarde, es cada vez mayor. Parece más probable que nos encontremos en la tele a un psicólogo acompañando a Ana Rosa que en el programa de Punset.





Dado que en estos programas no tiene lugar hacer grandes disertaciones teóricas, ni exponer un montón de datos estadísticos. Lo que hace el profesional normalmente es: 1.- Dar una explicación excesivamente genérica, que se base fundamentalmente en el sentido común (lo cual invalida el carácter técnico de su intervención) o 2.- Concretar demasiado sin conocer las particularidades de cada caso, con grandes probabilidades de equivocarse.





Recientemente han desaparecido dos niñas de 13 y 15 años en la localidad de Lalín, lo que en principio pudo parecer un secuestro, finalmente resultó ser una gamberrada. Una buena excusa para que un psiquiatra explique la situación, ¿qué podemos hacer los padres para evitar que esto ocurra?, el psiquiatra opta por la opción del sentido común; “los padres deben comunicarse más con sus hijos, deben hablar más”. Además de llamar la anención sobre que, en base al primer axioma de la Teoría de la comunicación humana, es imposible no comunicarse, de lo que se deriva que inevitablemente estamos continuamente comunicando. Lo cierto es que esa recomendación junto con la de “esas lo que necesitan es una buena chaparreta”, figuran entre las más escuchadas en la cola de la charcutería, por lo que no tengo claro qué es lo que justifica que se entreviste a un profesional de la salud mental en vez de a un profesional del embutido.





Según cuenta la anécdota (no recuerdo la referencia exacta), un profesional que impartía una Escuela de Padres comenzó impartiendo en sus cursos sus “Diez reglas de oro para educar a sus hijos” y acabó reduciendo estas reglas de oro a “Una propuesta orientativa para la educación de los hijos”. Lo único que provocó que las diez reglas de oro se transformaran en una propuesta orientativa fue que el monitor tuvo hijos. En este sentido soy más partidario de las propuestas orientativas que de las reglas de oro (yo también soy papá).





Parece comúnmente aceptada la clasificación de los estilos educativos en autoritaria, liberal y democrática (decir que las denominaciones de cada estilo a mi modo de entender son poco afortunadas). Un estilo autoritario, coartaría la autonomía del niño y además puede tener el efecto contrario al deseado en la adolescencia donde esta búsqueda de la autonomía resulta en comportamientos de oposición y rebeldía (totalmente normales). Una educación basada en la libertad podría parecer muy romántica y en ocasiones puede tener buenos resultados, pero debemos tener en cuenta que los padres no somos los únicos modelos con los que cuenta el niño, ni siquiera los más potentes, y llegada una edad, si ya no hay límites establecidos es muy difícil volver atrás, el niño se va a encontrar con un mundo lleno de normas, y en estas también pienso que deberíamos educar. Parece como siempre que la mejor respuesta está en el equilibrio, fomentar la autonomía del niño, estableciendo desde el principio límites consistentes. En los primeros años los límites se referirán a pequeños comportamientos y posteriormente serán límites más complejos (¿dejarías a un niño de tres años decidir su dieta o sus pautas de higiene dental?) el niño tendrá voz y voto en todas las decisiones que le afecten, pero en esta familia “democrática” pienso que el padre debe reservarse doble voto.





Siempre me ha llamado la atención la expresión “yo soy amigo de mi hijo”, refleja estupendos sentimientos y muy buena intención, pero implica que la categoría “amigo” es superior a la categoría “padre”. Creo que no es así, padre implica amor y compromiso (como amigo) pero además también implica una responsabilidad totalmente asimétrica (yo soy responsable de los actos de mi hijo pero este no es responsable de los míos, soy responsable de su educación, de su salud, de …) y en esta asimetría reside un nivel de compromiso superior al propio de la amistad, es un compromiso realmente incondicional que no requiere respuesta, se es padre a pesar de las dificultades (como los grandes amigos) pero además se es padre aunque no se sea correspondido.

6 comentarios:

R.R. dijo...

Muy bueno el post. Como padre y ex-padre reciente lo digo. Ese matizado paso de "diez reglas de oro" a "propuesta orientativa" me parece que es general cuando nos convertimos en "padre" que, efectivamente, es mucho más importante que "amigo". O eso espero.

Resumiendo: buenísimo el post. Si quiere reírse un poco de la paternidad aquí tiene unas "reglas de oro":

http://jamillan.com/serpadre.htm

Saludos, ¡me alegro de que su visita me haya traído hasta aquí!

R.R. dijo...

Aunque el final de esta otra versión del texto me parece que va más con su post:
http://www.relojes-especiales.com/foros/showthread.php?t=7303
Saludos.

Antonio Olives dijo...

Muy buenos, a veces para reirse, hay que exagerar muy poco

Anónimo dijo...

Me ha encantado el post.
Felicidades por tu reflexión!

Un saludo del Clan

Antonio Olives dijo...

Hola Viper, como siempre se agradece tu presencia por estos lares. Veo que ya has regresado de tus vacaciones. Bienvenido

ASPERCAN dijo...

Muy bueno; la verdad es que estoy disfrutando con la lectura de tu blog como una nena. El punto irreverente es tan saludable...

Y me río yo de las reglas de oro y de platino cuando tienes una hija (como es mi caso) con síndrome de asperger.

Saludos

Paula - Canarias