31/8/07

"CIENTÍFICAMENTE COMPROBADO"















“Tanto la experiencia como los datos justifican teorías totalmente contrapuestas”. Esta afirmación me desconcertó, al escuchársela a uno de mis profesores cuando todavía no había terminado la carrera y confiaba en el método científico como respuesta a todas mis dudas. De cualquier manera tuve que estar de acuerdo (cualquiera que esté mas o menos atento a publicaciones científicas, especialmente en el campo social, se encontrará con investigaciones con resultados opuestos, o con interpretaciones de los mismos resultados que justifiquen teorías diferentes).

Tengo que estar de acuerdo en primer lugar, en lo referente a la experiencia. Si bien pienso que la experiencia lleva a la especialización, también es cierto que la especialización no entiende de buena o mala praxis. Es decir, una larga experiencia en mala praxis da lugar a especialistas en mala praxis. Todos hemos escuchado alguna vez “llevo 20 años al volante” o “tengo 30 años de experiencia docente” como demostración del buen hacer, en ese caso puede ser usted un experto en conducir mal o un experto en enseñar mal.

Por otra parte para que un hecho derive en una teoría hay numerosos pasos intermedios en los que se disuelve. El científico no puede trabajar con hechos, tiene que trabajar con datos. Sin duda los datos surgen de los hechos, pero para esto en primer lugar, el científico tendrá que decidir a donde mirar (lo que lo guía es una hipótesis), luego tendrá que convertir el hecho en algo con lo que pueda operar, es decir lo tiene que operativizar, medir, definir que parte del hecho es relevante. El físico no puede trabajar con el sonido, trabaja con datos que obtiene de aparatos que miden las cualidades de una perturbación periódica del aire (o de cualquier otro medio elástico), ya que el sonido es la sensación que estas perturbaciones producen en el oído. Después de operativizar los hechos, en donde ya se pierde gran cantidad de información (si el científico pierde información al trabajar con sonido, imaginemos que quiera trabajar con música), se relacionan unos datos con otros, surgiendo de aquí una teoría, que es válida durante el tiempo en que no surgen nuevos hechos o datos a los que la teoría no se ajuste.

Entonces, ¿será que existe una única ciencia? ¿existen tantas ciencias como científicos?, en el caso de la psicología tiendo a pensar que es tan falsa la primera afirmación como la segunda. En junio del año 2005 Aquilino Polaino apoyó en el Senado con datos y referencias bibliográficas cada una de sus afirmaciones en relación a “personas con conducta homosexual”, joyas del tipo “perciben a su padre como hostil, distante, violento o alcohólico” , “la madre es percibida como sobreprotectora”, “mientras que las lesbianas la perciben como necesitada de afecto fría y muy exigente”, “emocionalmente vacía”, los chicos “pueden haber sufrido en la temprana edad abuso sexual por el padre, madre o algún familiar”, “sufren fobia social y timidez”, según Polaino existe conmorbilidad con (el término de por sí aquí situado, es perverso, ya que implica que dos enfermedades se dan juntas, es decir la enfermedad “homosexual” o “trastorno de identidad sexual” coincide en el tiempo con otra enfermedad”) : depresión grave, crisis de ansiedad generalizada, consumo de drogas, esquizofrenia y trastornos de personalidad.

Evidentemente otros grupos políticos presentaron a otros expertos que exhibieron datos que refrendaban teorías totalmente contrarias. ¿Pueden resultados de investigaciones realizadas por personas con ideologías distintas ofrecer resultados distintos? ¿Pueden investigaciones financiadas por organizaciones distintas ofrecer resultados distintos a gusto del consumidor?, una buena pregunta antes de leer un artículo es ¿quién financia esta investigación?, en caso de que no lo podamos saber, o que sean “investigadores independientes” también nos podemos fijar en quienes son los anunciantes habituales de las revistas.

El investigador puede además decidir, qué datos son relevantes para la investigación, y como se presentan, manejando así la creencia común de que a partir de datos correctos y siguiendo procesos lógicos, se llega a “la verdad” ( y a este asunto viene, el que yo me pusiera a escribir hoy).

Hace algunos años, en ensayos clínicos con una familia de antidepresivos llamados ISRS, a la que pertenecen el archiconocido Prozac y el antidepresivo de elección en España Seroxat, se halló que comparando un grupo de niños y adolescentes a los que se le suministró esta droga con otro grupo a los que se le suministró un placebo, en el primer grupo había una mayor proporción de niños con ideación suicida y suicidios efectivos. Esto llevó a la FDA (organismo de los Estados Unidos con competencia en drogas y alimentación) a advertir en el año 2003 a médicos y padres de los peligros que el uso de este medicamento implicaba, y posteriormente a obligar a los fabricantes a incluir en los envases de los ISRS una “Caja Negra” advirtiendo del peligro.

El pasado 16 de julio la publicación americana “News Week” publicó un artículo titulado “Problemas con la caja negra” en el que el Dr. Valuck llamaba la atención sobre el peligro que nuestros hijos corrían debido a la medida adoptada por la FDA. Y ahí van los datos que justifican su preocupación: 1) entre los años 2003 y 2005 el número de prescripciones de ISRS disminuyó un 50% y 2) entre el año 2003 y 2005 el número de suicidios en niños y adolescentes se incrementó en un 18%. Los datos los metemos en la engañosa coctelera de la lógica y resulta… si se tomaron menos antidepresivos y aumentaron los suicidios, lo segundo debe ser consecuencia de lo primero.

Bien, si los datos son correctos y la operación lógica es correcta, la explicación deberá ser correcta ¿…de verdad? La cuestión es que la American Psychiatric Association publicó en octubre del 2004 “en el año 2003 los psiquiatras americanos recetaron 15 millones de antidepresivos a pacientes menores de 18 años (casi na…), de acuerdo con los datos de la FDA. En los seis primeros meses de 2004 la prescripción de antidepresivos a niños se incrementó un 8%, a pesar de la etiqueta de advertencia. El incremento en el número de suicidios comenzó ANTES de que se comenzara la reducción en la prescripción de fármacos, para regresar a los índices habituales en años anteriores salvo en el año 2002 en el que el índice de suicidios se redujo sin que se haya podido explicar hasta el momento. Dependiendo de la porción de datos que queramos mostrar podremos ofrecer explicaciones distintas “comprobadas empíricamente”.

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