Pues resulta que el menda es el orgulloso presidente de la
Asociación de Terapia Familiar e Mediación de Galicia y responsable último (que
no único) de que el pasado 14 de mayo Robert Whitaker impartiera un seminario
en Santiago de Compostela algo que quiero recalcar ya que, en contra de lo dicho
en algún medio de comunicación no fue la USC quién invitó a Whitaker, fue la
ATFMG quien lo hizo, la Facultad de Psicología se limitó a ceder el espacio
como tantas veces lo ha hecho para el desarrollo de nuestras actividades (así
como las actividades de otras organizaciones vinculadas a la psicología). Y
aclaro esto no por querer apropiarme del mérito, si no para desvincular a la
USC y al Decanato de la Facultad de Psicología de esta actividad, habida cuenta
de las críticas que se sucedieron en torno a este evento.
Estas críticas son las que han hecho que retomara este
espacio a falta de otro mejor, a pesar de que había tomado la decisión de
abandonarlo definitivamente, con la función que ha tenido en otras ocasiones de
aliviar mis cabreos.
El caso es que puesta en marcha una actividad que había
generado gran expectación, con un
considerable número de inscripciones y a 24 horas de su comienzo me informan de
que la Decana de nuestra Facultad había recibido un escrito solicitando que la
Facultad de Psicología de Santiago no acogiera el seminario. Y lo hicieron aludiendo
a razones vagas y medias verdades además del consabido reparto de carnés (carné
de quién puede hablar de qué, carnés de
científicos y carnés de pseudocientíficos). La primera de las razones de la
queja presentada tiene que ver con que “Robert Whitaker es periodista, no
psiquiatra ni farmacólogo”, por tanto le falta el carné que la habilita para
opinar sobre fármacos (seica). Es curioso que no pensaran así en la Harvard Medical School
donde fue director de publicaciones, como tampoco pensaron así en el MIT donde
apoyaron su trabajo con una beca en su programa sobre periodismo científico
(¿Harvard Medical School y el MIT?... esa gente no sabe nada de ciencia). Sus
colegas periodistas tampoco consideran que sea un recién llegado a esto de la
ciencia, aunque a quién le importa la opinión de organizaciones de periodistas
¿no quedamos en que no podían opinar? Por eso no es relevante que recibiera el
Gorge Polk por su trabajo en periodismo médico, que la “National Association of
Science Writers” lo premiara sus artículos o que llegara a ser finalista del
Pulitzer por sus trabajos sobre psiquiatría.
Podríamos haber considerado un error invitar a un periodista
para hablar de medicación psiquiátrica, quizá los periodistas no estén
capacitados para hablar de este tema, quizá hubiera sido mejor haber invitado a
Joanna Moncrieff (psiquiatra) para
hablar de su último libro “The Bitterest Pills" en el que pone a prueba de una
forma documentadísima los antipsicóticos, o quizá fuera mejor llamar a David
Healy para que nos comentara algunos de sus hallazgos sobre los efectos
adversos de los ISRS. Tal vez podríamos abrirnos a otras áreas de la medicina e
invitar a Marcia Angell, doctora en medicina y profesora titular en la Harvard
Medical School (oye, ¿qué les pasa a estos de Harvard?, tienen el chiringuito
lleno de charlatanes anticientíficos), la Dra. Angell podría abundar en teorías
conspiranoicas sobre la industria farmacéutica contándonos el contenido de su
libro “The Truth About the Drug Companies” (ya ves, otra que ve marcianos),
total ¿qué podrá saber sobre conflictos de interes la que fue editora jefa del
Journal of New England Medicine, ese panfletillo sin importancia?. Y ya puestos
a desarrollar hipótesis conpiranóicas, podíamos haber llamado a Peter Gotzsche,
médico, químico, biólogo e investigador, a la sazón líder del Nordic Cochranne
(otro club anticientífico), que tira con bala cuando habla de “Medicamentos que
matan y crimen organizado” (cómo te pasas, Pedro). No sé si un epidemiólogo
dispone de carné para hablar de medicamentos, por eso tendríamos cuidado en
invitar a Ben Goldacre para hablar de la “Mala Farma” y los sesgos de
publicación. Pero desde luego, si un periodista especializado en salud no puede
hablar de fármacos, el hecho de haber realizado el metanálisis más extensivo
hasta el momento sobre eficacia de los antidepresivos, no podría justificar que
invitáramos a un psicólogo (Dios nos ampare de tal cosa) por eso no contaríamos
con Irving Kirsch para que cuestionara la utilidad de los antidepresivos.
Así que, a pesar existir diversas opciones por las que
podríamos haber invitado a científicos con carné, nos decidimos por el
periodista “yavestú”.
La verdad es que ese intento de boicotear el seminario no me
habría generado la necesidad de escribir nada si no fuera porque a los pocos
días me encontré con un artículo de opinión en el diario Praza Pública titulado "A historia completa" y firmado
por la psiquiatra Iria Veiga, que además de compartir con la comunicación
enviada a la Facultad su preocupación por que “un autor claramente alineado con
tesis anticientíficas imparta una conferencia amparado por el sistema
universitario público”, también comparte toda su argumentación.
Resumiendo, la acusación en general se puede resumir como
“¡esto es pseudociencia!” acusación a la que Whitaker nos dice, se ha
acostumbrado. Sin embargo, a mí personalmente, y calculo que a la mayoría de
las 140 personas que allí estábamos congregadas, el carné de pseudociecia nos pesa un poco…
Allí estábamos, un montonazo integrantes del club de la
pseudociencia, gente con perfiles diversos, gente de la sociología, del
periodismo, de la abogacía, de la pedagogía, una gran cantidad de personas
tituladas en psicología, pseudocientífica por supuesto (clínica, educativa,
sanitaria), alguna que otra doctora en psicología (de esas que no saben nada
del método científico), al menos una doctora en pedagogía, un médico
generalista, psiquiatra y al menos un farmacólogo (que yo pudiera
identificar). También se nos coló un Catedrático en Psicología, aunque hay que
decir que a él y a una de las doctoras finalmente acabaremos echándolos de
nuestro particular club de la pseudociencia. Siempre vimos con recelo su
puñetera costumbre de publicar en revistas con alto factor de impacto y revisión por pares (Mundo Natural o Cosmos vale, pero ¿con revisión por pares?
Mal, muy mal) pero ya esto último de publicar en Lancet es inadmisible, tiene que valerles una
sanción disciplinaria ¡hasta aquí podíamos llegar! Pues eso, una masa ingenua,
crédula, inconsciente e ignorante de la ciencia esperando a que el bueno de Bob
nos la metiera doblada (nunca podríamos enterarnos), a esta indefensión se unió
la circunstancia de que, el debate que la organización esperaba no existió
(nunca ocurre), las personas de la ciencia con información, con formación y con
argumentos sobrados contra las tesis de Whitaker no se acercaron a ponerle los
puntos sobre las íes y allí nos dejaron… en un estado de absoluta indefensión.
Alguno pensará que sí, que hay debate, lo vemos en el
artículo de Praza Pública y lo vimos en El País tras la visita a España de Whitaker
para presentar su libro. Sin embargo, en estos artículos sólo me encuentro una
discusión sobre una caricatura de la conclusión de Whitaker (una caricatura en
el sentido que reduce a trazos generales su tesis, la simplifica y la
ridiculiza) y una descalificación de su persona (eso es pseudociencia, no nos
rebajamos a debatir). Estas personas de la ciencia bien formada, informada y
documentada emplean argumentos del tipo “sabemos que”, “está probado”, “no se
puede negar que”, mientras que por otra parte lo que vimos los que estuvimos
ese sábado con el periodista (así como los que leímos sus trabajos) es una
sucesión abrumadora de datos, datos de investigación, datos publicados por
investigadores reputados en revistas médicas de no menos reputación, datos que
podrían ser discutibles. Quizá se podría criticar la calidad de la
investigación, el diseño de los ensayos, las conclusiones que de las
investigaciones se hacen, o quizá se podrían haber propuesto investigaciones
con resultados diferentes, pero allí no había nadie que hiciera eso, no es
necesario porque “sabemos que”, “está probado” y “no se puede negar que”
La autora del artículo en Praza Pública afirma que: “la
tesis general de Whitaker es que los psicofármacos no son eficaces, no palían
las enfermedades mentales ni por su puesto las curan, sino que incluso las agravan”.
Lo cierto es que lo que Whitaker nos cuenta en su conferencia y en su libro no
es exactamente esto, de hecho en su seminario no abogó por un abandono de los
psicofármacos en el tratamiento de las enfermedades mentales, si no por un “uso
selectivo”, no es cierto que su tesis central sea que los psicofármacos no son
eficaces, de hecho plantea (y demuestra con datos de investigación) que los
psicofármacos pueden ser eficaces a corto plazo, pero que su uso a largo plazo no
está justificado en la mayoría de los casos, contribuyendo en algunos casos a
un empeoramiento.
Dice la psiquiatra que, la afirmación de esto último “nunca
se demuestra más allá de la observación de la correlación (y correlación no
implica causalidad)”. El caso es que tanto Whitaker como la mayoría de los allí
presentes, el día que explicaron la correlación si que fuimos a clase y esto, ya nos
lo sabemos, por eso acompañó estas observaciones sobre correlaciones con una
cantidad abrumadora de referencias de investigación; datos epidemiológicos,
investigación animal, estudios longitudinales y por supuesto, ensayos clínicos.
Desde luego todos ellos podrían ser cuestionables, pero el hecho es que nadie
se ha parado a cuestionarlos.
También dice Iria Veiga que “la idea básica de la
inefectividad de los psicofármacos va en contra del estado actual del
conocimiento científico y de lo que sabemos sobre psicofarmacología y
bioquímica del sistema nervioso central”, en resumen “sabemos que”, “está probado”,
“no se puede negar que”. Además, esta afirmación dibuja un escenario en el que unos
señores unas señoras listas con bata y lupas grandes estudiaron la bioquímica
del SNC en las enfermedades mentales y como consecuencia del conocimiento acumulado
desarrollaron los psicofármacos, cuando la realidad es que las principales
familias de psicofármacos se descubrieron por pura chiripa y que producto del
descubrimiento de estos psicofármacos se generaron hipótesis sobre la
bioquímica del SNC en las enfermedades mentales, al tiempo que esas hipótesis
se han convertido en hechos en teoría incontrovertibles. Podemos escuchar una y
otra vez que “sabemos que, está probado y no se puede negar que” la base
etiológica de la depresión tiene relación con la serotonina (y que los antidepresivos
revierten esta función anómala) pero lo cierto es que, no existen pruebas
convincentes de ello.
Si atendemos a la diferenciación que el bueno de Carl Sagan
hace entre la ciencia y la pseudociencia, el americano nos dice que “[la
ciencia] plantea hipótesis de modo que puedan refutarse. Se confronta una
sucesión de hipótesis alternativas mediante experimento y observación” es
decir, entiendo que la ciencia plantearía hipótesis “falsables” en términos más
popperianos. Sin embargo, Sagan dice que
en pseudociencia “Las hipótesis suelen formularse precisamente de modo que sean
invulnerables a cualquier posibilidad de refutación, por lo que en principio no
pueden ser invalidadas”. Si tomamos esto por bueno, la afirmación de que “no
está demostrado que la base etiológica de la depresión tenga ninguna relación
con la serotonina” sería una hipótesis formulada en términos científicos en
cuanto a que es perfectamente falsable, sólo sería necesario aportar una
prueba, por ejemplo alguien podría aportar uno de esos estudios que demuestran
que una dieta carente de triptófano puede provocar una reaparición de la
sintomatología en pacientes con diagnóstico de depresión en remisión, entonces
yo podría contestar que esto se da sólo en pacientes que previamente habían
sido tratados con ISRS, pero que en pacientes no tratados con ISRS o en
personas “sanas” esto no ocurre, concluyendo que los diseños experimentales que
buscan como resultado una disminución artificial de serotonina no resultan en
sintomatología depresiva. Y de esta manera, entiendo, se podría iniciar una
discusión en términos científicos, productiva e interesante. Sin embargo,
afirmaciones como “sabemos que”, “está demostrado que” y “no se puede negar que”
la serotonina está en la base de la depresión, parecen estar formuladas, en palabras de Sagan
“de modo que son invulnerables a cualquier posibilidad de refutación”. Lo
cierto es que como organizador de esta actividad me hubiera encantado (y así lo
deseábamos) que se hubiera producido un debate más parecido a la primera opción,
un debate así realmente creo que no tendría ganadores ni perdedores, sólo
ganaría el conocimiento, pero desgraciadamente esto no sucedió y no sucederá.
El debate se termina con la descalificación de la otra parte a partir de una efectiva pero exasperante “estrategia Inda”:
-quería yo decir que…
-¡Venezuela!, ¡Irán!,
¡Comunismo!, ¡cien millones de muertos!
-Es que tenía una
propuesta…
- ¡Homosexuales colgados de grúas!, ¡tracatraca!
-Mira vengo aquí a
presentar unos datos sobre…
-¡Pseudociencia!, ¡Cienciología!, ¡Estigma!
(Habla cucurucho que no te escucho)
La psiquiatra afirma que, es cierto que se ha dado un
incremento en la incidencia de enfermedades mentales, “como en todos los
ámbitos de la medicina” (no, no en todos y no en la misma proporción, pero
aceptamos pulpo), y que inferir que la causa son los fármacos “es un salto sin red”
cierto, estoy de acuerdo (yo y también Whitaker) en que es una inferencia
exagerada que el único factor sea ese. Añade que “el mayor acceso a sistemas de
salud, la mejor detección y la mayor exigencia de la población en cuanto a su
bienestar (¿?) explican sobradamente este incremento”. No sé exactamente donde
coloca la autora la creación de cada vez más categorías diagnósticas, cada vez
más inclusivas, si lo incluye en “mejor detección” o en la “mayor exigencia de
bienestar”.
La argumentación que sigue es clásica, demagógica y por
tanto predecible: pues eso, cienciología, conspiranoia, VIH, religión y otras
comparaciones que no vienen a cuento.
Sigo citando “también explica la
consistente evidencia (¿?) que soporta el uso de los psicofármacos en una
supuesta conspiración por parte de la industria farmacéutica”. Quizá en alguna
entrevista haya dicho algo así, no lo sé, sin embargo en el seminario no ha
habido referencia a conspiración alguna, sí que se hizo alguna referencia a los
conflictos de interés de algún investigador concreto (mi criterio personal, no
científico, es que si un investigador concreto léase Biederman, tiene
conflictos de interés que supera con mucho el millón de dólares, los resultados
de sus investigaciones están al menos algo comprometidos, pero son cosas de un
conspiranóico). Pero el caso es que su argumentación ha tenido más que ver con
la debilidad de algunas pruebas y la aportación de otras, que con ninguna
conspiración. También es cierto que en su último libro hace un análisis de la
corrupción institucional en la psiquiatría, supongo que la Dra. Veiga estará de
acuerdo, que la psiquiatría tampoco está exenta de estos problemas.
Se queja además de que “cualquiera
que lo contradiga queda, pues, marcado como sospechoso de ser uno más de los
conspiradores”. Argumento de ida y vuelta, porque cualquiera que denuncie
conflictos de interés en la investigación psiquiátrica (unos pocos), quedará
pues, también marcado por ser un pseudocientífico conspiranóico (como Gozstche
o M. Angell). Lo curioso del tema es que al tiempo que cualquiera que ponga en
duda un trabajo por la existencia de conflictos de interés será tachado de conspiranóico,
la Dra. Veiga denuncia el conflicto de interés del periodista y recalca el beneficio que
Robert Whitaker obtiene de la venta de su libro “existen múltiples intereses
potenciales que deben traerse a primer plano a la hora de juzgar estas
afirmaciones”. Efectivamente, Whitaker quiere vender su libro y es posible que
el tema sea lucrativo, pero las investigaciones a las que se refiere no son
suyas, si estuvieran manipuladas, exageradas o simplemente no existieran, sólo
habría que desmontarlo, es fácil. Es distinto y más complicado cuando Keller
manipula los datos del estudio 329, no podemos darnos cuenta del engaño hasta
que disponemos de los datos, como ha sucedido con posterioridad. Creo que hay
diferencias importantes entre un caso y el otro. Por otra parte, también tengo
que decir que cuando contactamos con Whitaker para que nos acompañara y le
preguntamos por sus honorarios (así es, pagamos a la gente por su trabajo), nos
propuso una remuneración absolutamente inaceptable para ATFMG, y digo
inaceptable, porque no podemos permitir que una persona imparta una conferencia
de 8 horas sin cobrar absolutamente nada (cero euros, esto es lo que pidió).
A continuación, la autora del
artículo continúa con el clásico de la Cienciología, toda una tradición. Recuerdo
cuando Kirsch publicó los resultados de su metanálisis en el 2008 cuestionando
la efectividad de los antidepresivos y llamando la atención sobre el sesgo de
publicación de ensayos con resultado negativo. Muchos medios se hicieron eco de
los resultados y contactaron con los psiquiatras de cabecera de la tele, como
no, con el Dr. Cabrera, adivinen cual fue la respuesta del habitante de la nave
del misterio, efectivamente ¡los cienciólogos! De manera que cualquier persona
que presente pruebas en consonancia con una posición de la cienciología,
quedará descalificada por ciencióloga.
Finalmente, sólo lamentar que la
Dra. Veiga, así como otros y otras colegas incómodos con las tesis de Whitaker
no nos acompañaran, realmente deseamos (y esperamos) en su momento que se
abriera el debate, que nos encontráramos con una discusión de datos contra
datos, un debate en los términos que se hacen los debates en ciencia, sin ellos
la conferencia se convirtió en un ejercicio de onanismo, agradable desde luego,
pero solitario.
De cualquier manera, como Gorrión
Supremo de la Fe de los Siete tengo que agradecer a las personas asistentes el
éxito (de crítica y público) de la actividad, a mis compañeros y compañeras de
la Junta Directiva de la ATFMG por el trabajazo que nos pegamos, a Fátima por
su fantástica interpretación desinteresada y desde luego a nuestro amigo Bob que hizo que el día fuera fantástico (un tío majo). Pudimos salir todos de allí con los Chakras desatascados, a
pesar de que fallara la máquina de café pudimos arreglar con soluciones
homeopáticas de hiervas varias que nos pusieron el Ki a tono y pude salir con
mis amigos Juanma y Noemí a abrazar árboles durante los descansos (toda una experiencia
energizante).
16 comentarios:
Hola Antonio,
Debato luego existo,gracias por alentarlo. El pensamiento único no es bueno. Yo no es que crea en la psicoterapia, la amo. La gente que la comparten conmigo, es decir mis "clientes", la aprecian, lo veo en sus caras. Quieren psicoterapia, no quieren fármacos, en general. Eso sí, en particular, a algunos de ellos, los fármacos, los alivian.
Salud!
En general, la gente prefiere pensar, digan lo que digan, que su casa se la han tirado los 'malos', sobre todo cuando el resto de barrio sigue en pie y ve que hasta los niños siguen jugando en el parque. No que ha sido un vendaval (biológico) y la escasa consistencia de sus propios muros de carga. Pero a veces toca, y la casa se cae materialmente contigo solo dentro. Materialmente... No imaginaria y psicológicamente.
Entonces sí, después de la gravísima tormenta, a algunos, muchos incluso a pesar de sí mismos, los fármacos los sostienen y apuntalan de nuevo; y n particular, a unos pocos, la psicoterapia les alivia o consuela en su constatada fragilidad, estructural. Tan trivial... que sugerir alterar y retorcer ¿mis hechos? suena.. peor que un chiste malo.
Buenas! la enfermera que me pregunta cómo voy y después me pincha el Xeplion a mi observación que si estaba tres días después de la fecha de inyectarme y me daba mono,síndrome de abstinencia es porque es una droga. Oyó la palabra droga y se arrugó. me dijo : es porque necesitas el equilibrio químico en tu cerebro que te da la inyección.
yo le respondí, pero yo no me pinchaba la inyección antes hace un año y medio por ahí y estaba igual! me dijo: cuando tu salías con tus amigos como ahora!
no me cuadró. a mi lo que me sanó fue estar en un grupo que me escuchaba y aceptaba. cosa rara en un esquizofrenico. Fue en un trabajo con mis padres y empleados. La amistad sana todo esto. La convivencia. por lo menos en mi caso. La familia y amigos es un tesoro. te proporcionan salud mental. y tu a ellos.
Con humor el cabreo se lleva mejor. Muy buen artículo, mi pena es no haber podido asistir a esta charla sobre pseudociencia y basada en la aplicación del método científico. Joo ese día a la decana no le debió funcionar la correleison y la pobre entendió que con más drogas se vive mejor.
Estimado Antonio, gracias por hacer posible la venida de ROBERT WHITAKER.
Tienes razón en todo lo que dices: R. WHITAKER es médico y DIVULGADOR CIENTÍFICO. Los datos que aportas son todos constatables.
Las columnas de opinión de EL PAÍS solo han demostrado que algunos psiquiatras NO SABEN NADA, y más grave aún, quienes escribieron dejaron claro que no habían leído la obra: ANATOMÍA DE UNA EPIDEMIA.
Excelente aportación la la tuya.
Un saludo
Javier desde Barcelona
Whitaker no es médico, lo podemos poner en mayúsculas en minúsculas, pero no por eso pasará a serlo. Es un divulgador o periodista, el equivalente a Torreiglesias, salvando las distancias. Su estudio no es científico. En primer lugar porque como periodista no tiene la formación necesaria para realizar un estudio científico equivalente a un estudio médico. En segundo lugar porque un descubrimiento de esas características jamás sería presentado de esa forma, rayana en el sensacionalismo. Si alguien descubriera, por ejemplo, que la base de la cardiología está equivocada y que los principales medicamentos son inútiles, no llamaría a la prensa ni saldría a montar un circo así, tampoco trataría de venderlo como "revelación" en un libro. Se recurriría a una constatación independiente que comprobara o refutase un descubrimiento de estas características y solo despues de ser apoyado por otras investigaciones saltaría a la prensa. El juego de Whitaker no es con la comunidad científica, porque no tiene ninguna oportunidad de ser tomado en serio y lo sabe, sino con la opinión pública, que es a donde se dirige el trabajo de un periodista. En el fondo, su petición de debate no deja de ser un desesperado intento de legitimarse, porque sabe que nadie de la comunidad científica se rebajará a debatir con el sobre un estudio sin garantías, hecho por una parte interesada y con multitud de sesgos. Algo parecido podría decirse del autor, que si algo ha demostrado con una entrada de este calado es que es parte interesada en un debate para el que tampoco parece tener demasiados argumentos científicos.
No es una entrada sobre ciencia, si no sobre cómo debatir sobre ella, evidentemente no con una descalificación ad hominem, como la que tú haces de mi persona, que no puedo devolverte porque eres anónimo y porque no es mi estilo. No, no es médico , ni hace ningún descubrimiento , divulga los que han hecho otros. Por ejemplo: éste sí que lo es, como los autores del estudio http://postpsiquiatria.blogspot.com.es/2014/02/recuperacion-en-primeros-episodios-de.html?m=1 que refrenda estudios anteriores a los que se refiere Whitaker. O Moncrieff , también es médico y confirma las mismas ideas. De todas formas puedes seguir con la idea de quién está arriba y se tiene que rebajar para debatir con quién, o a quién tienes que tomar en serio o no. No lo hagas, no me tomes en serio, no te molestes, no pierdas más el tiempo por aquí, no somos gente con la que te tengas que rebajar.
Por cierto, el ejemplo de la cardiología viene al pelo . Considerando las revisiones sobre la utilidad de las estatinas, que si hicieron los médicos, pero que no divulgó ningún periodista, siendo así ignorado por la opinión pública.
Claro, las estatinas. Veo que su gusto por los estudios sesgados y oscuramente financiados es en realidad una verdadera pasión. O será que no entiende ni sobre ciencia ni sobre como debatir sobre ella, que desde luego no es con enlaces a blogs personales, sino a fuentes autorizadas, contrastadas y que ofrezcan informaciones relevantes (un estudio por si sólo no prueba nada, ahí tiene el de la triple vírica, que quizá también se ha creído a pies juntillas). En el fondo se trata de esto, es muy difícil tomar en serio ciertos discursos y cierta forma de encararlos. Creer que usted, o Whitaker o dos o tres médicos a sueldo pueden protagonizar un cambio de paradigma como el propuesto es bastante ingenuo y sería hasta divertido si no estuvieran haciendo el daño que hacen a la divulgación científica y a los pacientes. No, no vamos a debatir con ustedes y darles otros cinco minutos de prensa, de momento nos llega con desacreditarlos, cosa que es bastante fácil y que ustedes mismos nos sirven en bandeja. Dos apuntes para terminar: decir que usted tiene evidentes intereses en el debate no es un argumento ad hominem, es completar algo que usted mismo debería haber comenzado aclarando para no caer en la manipulación. Hacer pensar que su criterio es independiente y que sólo se dedica a denunciar los intereses de otros puede resultarnos divertido a algunos que ya lo conocemos pero es indigno de alguien que ejerce como profesional y que pretende hacer divulgación. Aunque visto su concepto de la divulgación tampoco es que se pueda esperar mucho más. En segundo lugar, es usted quien permite comentarios anónimos en su blog y acompaña esta política con un "dime algo; no te cortes". Eso no implica que deba aguantar cualquier cosa que le digan, por supuesto, pero si que no debería victimizarse cuando esos comentarios simplemente le llevan la contraria. No le he insultado ni amenazado (tampoco es "mi estilo", como dice usted pomposamente), por tanto imagino que la queja sobre mi anonimato es simplemente ésa, que no le estoy dando la razón ni he entrado a aplaudirle. Se nota que es algo que no lleva bien.
Bien, se perfectamente que no se debate refiriéndose a blogs personales, pero si se me permite sólo ejemplifico. Tampoco he visto en su primer comentario ninguna intención de acusarme de tener intereses, agradezco la aclaración no lo había percibido así. Deberá también entender que soy yo la persona que modera los comentarios, pudiendo simplemente no publicarlos, y ahí los tiene. No sé muy bien donde se ha perdido, pero he contestado a un artículo sin argumentos científicos, con una entrada sin argumentos científicos, a lo que usted me ha respondido (sin argumentos científicos) acusándome de no esgrimir argumentos científicos... Mola ¿no?
Por otra parte, tengo mandíbula suficiente como para no victimizarme, no se preocupe. Si que es cierto que su anonimato puede resultar incómodo cuando en base a que usted dice conocerme y en base a ese conocimiento me acusa de tener determinados intereses que le invito por favor a aclarar.
Hay comentarios anteriores a esta y a otras entradas y son bien venidos, simplemente, le digo que no pierda el tiempo ya que, no queriendo perder ni cinco minutos conmigo, calculo que ya ha perdido algunos más. De cualquier manera, insisto, puede pasarse por aquí cuando quiera.
Por otra parte agradezco que me aclare que no me haya insultado ni amenazado, las críticas las llevo muy bien, los insultos o las amenazas no tanto. De manera que si en algún momento me he sentido insultado por ese "algunos que ya lo conocemos", si es cierto que la intención es lo que cuenta, entiendo que no ha habido intención.
Por cierto, lo de "oscuramente financiados" y "médicos a sueldo", dadas las circunstancias es un descojono.
A la entrada que hace el ANÓNIMO tengo que responderle que hace una FALACIA DEL MODUS TOLENDO TOLENS que traducido sería
SOLO LOS MÉDICOS PUEDEN HABLAR DE CIENCIA.
MARCIA ANGELL, M.D. en su obra de 2005 THE TRUTH ABOUT the DRUG COMPANIES, se expresa en los mismos términos que Robert W.
Para empezar la diferencia entre PH. D y M. D. ya es errónea ya que hay M.D. que son simplemente LICENCIADOS EN MEDICINA Y CIRUGÍA MENOR, pero la tradición les otorga el título de M.D.
Esta fehaciente constatado que solo el 30% de la farmacopea general pasa los filtros científicos. (Consúltese a J. GERVAS, LAPORTE, y otros.
Un saludo y reitero mi enhorabuena a Antonio Olivas
Y si los médicos recetan el 70% de los medicamentos es porque son unos mercenarios que solo pretenden aprovecharse de sus pacientes. Lo más curioso, es que siempre todos los argumentos que tratan de volcar el consenso establecido, sí científico, necesitan de un porqué, de su propio juicio de intenciones.
No les bastan sus datos. Necesitan explicar imperiosamente porque todo lo aceptado está equivocado. Por eso vuelvo a lo de lo trivial... de esa 'alternativa', tan sórdida, que es incapaz de construirse sobre una legítima crítica. Es 'conocimiento' que precisa de adjetivos. De suspicacia, de complots desde luego. Y de su ideología, al fin y al cabo.
Algunos podrán tener todos los títulos que quieran, pero son la anticiencia. Al menos el escepticismo, es una actitud intelectual amateur pero honesta, para enfocar. No la exposición de un juicio que parte de por sí de un prejuicio mental, activamente no reconocido desde su inicio.
Al ΣAnr, ¿de dónde lo han traído? ¿Lo tenían en Irak a la procura, inasequible al desaliento, de las armas de destrucción masiva de Sadam Husein?
Desde luego de complots, más bien "compló", tan sólo he oído lo que decía el finado de Tojeiro. Sí, hombre. El del vídeo en Youtube de las "prestitutas". Aquellas de las que sospechaba que le echaban "droja" en el Cola-Cao.
¡Pasen y lean! ΣAnr, o un humano absolutamente desideologizado, en todo su esplendor.
Está claro que la verdad no es para los que ríen. Yo tengo mis preferencias éticas como todo el mundo pero no soy yo contra el mundo. Soy mucho más escéptico, realista y consciente de mi ignorancia de lo que tú podrás ser nunca. Así que, seguir así con vuestra suspicacias e incuestionables, vuestras no asumidas conspiranoias y complots; en singular complot. Encima, que vais de prepotentes por la vida.
Creo que Kuhn ya dejo claro que es una cuestión de tiempo. Mientras tanto, yo y cada vez más, tratamos de protegemos desde nuestros Derechos. Lamentablemente, hay mucha gente sufriendo que no tiene ninguna alternativa. Para muestra, la gente que llega a los GAM organizados y consigue mejorar su calidad de vida y es capaz de desmedicalizarse, desde los autocuidados de perogrullo hasta accediendo a profesionales capaces.
Hola Antonio! Cuánto tiempo...He disfrutado muchísimo de tu artículo. Qué pena que el debate sea tan complicado, hasta en los comentarios. En fin, un placer que renueves las dudas (yo no percibo dogmatismo por tu parte, sino dudas muy legítimas pero que generan respuestas de desprecio que me da que son consustanciales a la intolerancia a la incertidumbre con la que estamos cableados). Que sí, que todos al final mostramos una ideología, es inevitable, pero las críticas contra lo establecido, sobre todo si tienden a ser ninguneadas, merecen un poquito más de cancha, y todo con fair-play; si no, no hay partido y salimos perdiendo todos. De todas formas, ese ingenio merece la pena aunque estuvieras defendiendo a Mariano, ese gran estadista, o algo así de inverosímil. Felicidades y un abrazo
Publicar un comentario