26/7/13

SALTANDO MUROS: EL SILENCIO HABLA A GRITOS


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Si no recuerdo mal, allá por el 2007 emepecé a poner letras aquí, sin ninguna intención particular, a veces escribir sobre cosas que me interesaban, la mayoría de las veces como un depósito de bilis (mucho mejor que tragársela). Aunque también funcionó como una especie de sonda ciberespacial preguntando ¿hay alguien ahí? y efectivamente... había, ¡vaya si había! Muchas de las personas que conocí están referenciadas por aquí, muchas no, a muchas he tenido oportunidad de ponerles cara en persona y a muchas no. Creo que algunas de estas personas, a pesar de lo breve de nuestro contacto cara a cara me permitirían llamarles amigas, y en base a esta creencia, yo lo hago con gusto.

En el año 2009 algo tropezó con mi sonda, o yo tropecé con la suya, no sé. Esther y César ponían a andar el Proyecto Saltando Muros “Estamos plenamente convencidos de que el paciente psiquiátrico tiene mucho que decir y consideramos que la creación de un blog podría abrirnos una ventana al exterior mediante la cual comunicarnos, conocernos y de esta forma ir eliminando los prejuicios y estigmas que suelen recaer sobre la enfermedad mental” decían. Se definían como un “proyecto de lucha contra el estigma y promoción de salud mental” con una línea editorial que gira “en torno a conceptos como la recuperación, el respeto de los derechos humanos, el empoderamiento y la reclamación de un espacio en salud mental para la voz de las personas afectadas” parecía una buena idea, una idea de esas que tienen la elegancia de las ideas sencillas, esas que te hacen pensar: vale... eso también se me podría haber ocurrido a mí. Pero lo cierto es que (asúmelo) nunca se te ocurren a tí, se le ocurren a gente como Esther y César. Por otra parte, una idea que en principio uno debe acoger con cierto escepticismo, la palabra estigma es de esas que valen para un roto y para un descosido, ahora la utilizan un grupo de personas diagnosticadas, ahora en la web de una farmacéutica. Las bonitas palabras de presentación no garantizaban que esto no fuera un “más de lo mismo” de lo que a veces nos encontramos por la red; demagogia de saldo vacía de contenido. Pero ¡oigan!, van estos dos y se toman en serio lo de dar espacio a la voz de las personas afectadas. Pintaba bien, personas diagnosticadas hablando de su diagnóstico, de su experiencia, del trato recibido, de los procedimientos empleados, de cómo se sienten en relación al trabajo de los profesionales. Si, un proyecto que pone en el lugar que corresponde a la persona más importante en su propia vida.

Dos curritos con una idea elegante y sencilla, de esas que muchos no tendremos nunca, consiguieron convertir un taller en algo enorme, que miles de personas parecen seguir, que se ha ganado el reconocimiento de profesionales, que ha sido presentado en múltiples congresos atrayendo la atención de los medios de comunicación... vamos en algo realmente serio.

Pues vale: me cuentan que se acaba “nos vemos obligados a terminar con saltando muros debido a presiones de nuestro entorno laboral” ¿qué? ¿cómo? No comprendo, o sí, quizá un proyecto en el que opinaran las personas realmente importantes ya estaba durando demasiado. Curiosamente, revisiando de nuevo las entradas, no me he encontrado un blog especialmente crítico, incendiario, conspiranóico, anti-cosas o destructivo, como alguien podría considerar éste blog o alguno de los amigos. No en realidad es un blog abierto, sí abierto a ideas críticas con agunas de las ideas dominantes en la atención a personas diagnosticadas, abierto a ideas de las personas diagnosticadas y abierto también... pues sí, abierto también a lo de siempre. Probablemente en esta apertura resida su grandeza, ahora nos encontramos con algún texto reflexivo sobre la idea de cronicidad, una referencia a John Read o a Bentall, ahora algo sobre un taller de Haikús y en otro momento le dan cabida también a algún texto del tipo “tómese la pastilla que hay mucha investigación que me olvidé de referenciar que dice que es buena para lo suyo” .

Los teóricos (los pragmáticos) de la Comunicación Humana” han teorizado sobre la relevancia de la “desconfirmación de la comunicación” y de la “desconfirmación del otro” como respuesta al intento de establecimiento de comunicación por parte de alguien, una interacción alternativa a la aceptación o el rechazo del intento de comunicación, o a la aceptación o rechazo del otro. Interacción menos clara que el rechazo en sí, al tiempo que más alienante y porque no, un elemento inherente a una comunicación patológica: frente al “no estoy de acuerdo con su argmuento” implica un “no debo responder a su argumento porque no lo considero a usted un ser comunicante”. A mí, (ya ven, un tipo que tiene como referencia un texto de más de 50 años, un tipo poco de fiar) esta situación me parece un ejemplo claro de desconfirmación, un ejemplo más de cómo la interacción en sí se vuelve patológica y alienante. También un ejemplo más de mensaje paradógico, de los que habitualmente se envían a las personas diagnosticadas del tipo: ¡queremos que sea usted autónomo! … y que de forma autónoma decida hacer exactamente lo que nosotros consideramos que debe hacer. ¡Queremos devolverle la voz!... para que pueda decir sólo aquello que consideramos que debe ser dicho.

Sin embargo los mismos teóticos de la comunicación construyeron su reflexión sobre cinco axiomas regidos por un primer axioma que nos atrapa a todos: ES IMPOSIBLE NO COMUNICAR, si señores, el silencio habla a gritos. Saltando Muros ha cumplido con su papel, espero que para las personas que se han implicado en el proyecto, pero también para otros. Pero su retirada envía el mensaje más debastador, su silencio hablará a gritos, las personas que han ejercido presión para la desaparición del Proyecto Saltando Muros deben saber que su desaparición EVIDENCIA LA PERVERSIÓN DEL SISTEMA QUE PRETENDEN DEFENDER, ese silencio se convierte en la crítica incontestable a ese sistema.

Ánimo a Esther y César y a todos los que han participado en esta sencilla idea que a mí no se me ocurriría, algo grande. Espero seguir cruzándome por ahí con vosotros y que las personas que han participado en el taller puedan seguir haciéndonos llegar su voz.

1 comentario:

Paula dijo...

"No debo responder a su argumento porque no lo considero a usted un ser comunicante"

De nuevo tratamos con el problema de la inteligibilidad. Si hablamos no se nos entiende, porque hay ya una predisposicón a contar con que no se nos entenderá, o directamente a no querer escucharnos. A no considerarnos interlocutores válidos. Subciudadanos, subracionales, subalternos. La subalternidad es siempre un problema relacional, que opera ante el poder. Es la diferencia de poder la que crea las condiciones de subalternidad.

Desde hace ya demasiado tiempo, desde que se intentó hacer pasar "lo nuestro" por un problema biológico, es decir médico, pareciera como si se quisiera hacerlo pasar también por algo ajeno a lo político, algo donde no tiene sentido hablar de poder, sólo de ciencia, como si esta pudiera ser ajena a toda sospecha ideológica.

Aquí vemos que no es así. Cerrar Saltando Muros es una decisión política, para impedir que se politice nuestra voz, que se problematice como voz inteligible. Que esta voz busque, con la legitimidad de cualquier voz social, su lugar en la representación, su lugar en el contrato social, su lugar en el derecho y en la ciudadanía. Pero pareciera que sólo existimos como enfermos silenciosos. Fuera de ese rol, no quieren que existamos. ¿Cómo vamos a tener salud mental si la negación mayor es a incluirnos en el debate de aquello de lo que somos protagonistas? Esta pregunta es incómoda, y sin embargo, qué curioso, hay una Convención Internacional que pone esta pregunta en el centro.Y que la responde: modelo social y de derechos humanos, el modelo médico debe ser solo una parte, nunca el enfoque predominante. Igualdad de oportunidades, no discriminación, derechos, asistencia para tomar decisiones, garantías.... ¿Están los que cierran Saltando Muros en contra del Derecho Internacional?

¿A qué tanto miedo, si solo hablásemos de ciencia? ¿A qué tanto miedo, si hablamos de derechos? Todo el mundo quiere derechos, ¿no? Nosotros también, y quizá el más importante, el más urgente, es considerarnos interlocutores válidos. Sujetos de derecho. Y esto no es ciencia, ni lo arregla la ciencia. A ver si así se entiende.

Un abrazo, Antonio, y también a Saltando Muros, y a todas las personas que queremos hacer posibles los cambios necesarios para tener vidas más dignas, seguramente la dignidad traerá consigo más salud mental.(A ver si el miedo va a ser ese).