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Si
no recuerdo mal, allá por el 2007 emepecé a poner letras aquí, sin
ninguna intención particular, a veces escribir sobre cosas que me
interesaban, la mayoría de las veces como un depósito de bilis
(mucho mejor que tragársela). Aunque también funcionó como una
especie de sonda ciberespacial preguntando ¿hay alguien ahí? y
efectivamente... había, ¡vaya si había! Muchas de las personas que
conocí están referenciadas por aquí, muchas no, a muchas he
tenido oportunidad de ponerles cara en persona y a muchas no. Creo
que algunas de estas personas, a pesar de lo breve de nuestro
contacto cara a cara me permitirían llamarles amigas, y en base a
esta creencia, yo lo hago con gusto.
En
el año 2009 algo tropezó con mi sonda, o yo tropecé con la suya,
no sé. Esther y César ponían a andar el Proyecto Saltando Muros
“Estamos plenamente convencidos de que el paciente psiquiátrico
tiene mucho que decir y consideramos que la creación de un blog
podría abrirnos una ventana al exterior mediante la cual
comunicarnos, conocernos y de esta forma ir eliminando los prejuicios
y estigmas que suelen recaer sobre la enfermedad mental” decían.
Se definían como un “proyecto de lucha contra el estigma y
promoción de salud mental” con una línea editorial que gira “en
torno a conceptos como la recuperación, el respeto de los derechos
humanos, el empoderamiento y la reclamación de un espacio en salud
mental para la voz de las personas afectadas” parecía una buena
idea, una idea de esas que tienen la elegancia de las ideas
sencillas, esas que te hacen pensar: vale... eso también se me
podría haber ocurrido a mí. Pero lo cierto es que (asúmelo) nunca
se te ocurren a tí, se le ocurren a gente como Esther y César. Por
otra parte, una idea que en principio uno debe acoger con cierto
escepticismo, la palabra estigma es de esas que valen para un roto y
para un descosido, ahora la utilizan un grupo de personas
diagnosticadas, ahora en la web de una farmacéutica. Las bonitas
palabras de presentación no garantizaban que esto no fuera un “más
de lo mismo” de lo que a veces nos encontramos por la red;
demagogia de saldo vacía de contenido. Pero ¡oigan!, van estos dos
y se toman en serio lo de dar espacio a la voz de las personas
afectadas. Pintaba bien, personas diagnosticadas hablando de su
diagnóstico, de su experiencia, del trato recibido, de los
procedimientos empleados, de cómo se sienten en relación al trabajo
de los profesionales. Si, un proyecto que pone en el lugar que
corresponde a la persona más importante en su propia vida.
Dos
curritos con una idea elegante y sencilla, de esas que muchos no
tendremos nunca, consiguieron convertir un taller en algo enorme, que
miles de personas parecen seguir, que se ha ganado el reconocimiento
de profesionales, que ha sido presentado en múltiples congresos
atrayendo la atención de los medios de comunicación... vamos en
algo realmente serio.
Pues
vale: me cuentan que se acaba “nos vemos obligados a terminar con
saltando muros debido a presiones de nuestro entorno laboral” ¿qué?
¿cómo? No comprendo, o sí, quizá un proyecto en el que opinaran
las personas realmente importantes ya estaba durando demasiado.
Curiosamente, revisiando de nuevo las entradas, no me he encontrado
un blog especialmente crítico, incendiario, conspiranóico,
anti-cosas o destructivo, como alguien podría considerar éste blog
o alguno de los amigos. No en realidad es un blog abierto, sí
abierto a ideas críticas con agunas de las ideas dominantes en la
atención a personas diagnosticadas, abierto a ideas de las personas
diagnosticadas y abierto también... pues sí, abierto también a lo
de siempre. Probablemente en esta apertura resida su grandeza, ahora
nos encontramos con algún texto reflexivo sobre la idea de
cronicidad, una referencia a John Read o a Bentall, ahora algo sobre
un taller de Haikús y en otro momento le dan cabida también a algún
texto del tipo “tómese la pastilla que hay mucha investigación
que me olvidé de referenciar que dice que es buena para lo suyo” .
Los
teóricos (los pragmáticos) de la Comunicación Humana” han
teorizado sobre la relevancia de la “desconfirmación de la
comunicación” y de la “desconfirmación del otro” como
respuesta al intento de establecimiento de comunicación por parte de
alguien, una interacción alternativa a la aceptación o el rechazo
del intento de comunicación, o a la aceptación o rechazo del otro.
Interacción menos clara que el rechazo en sí, al tiempo que más
alienante y porque no, un elemento inherente a una comunicación
patológica: frente al “no estoy de acuerdo con su argmuento”
implica un “no debo responder a su argumento porque no lo considero
a usted un ser comunicante”. A mí, (ya ven, un tipo que tiene como
referencia un texto de más de 50 años, un tipo poco de fiar) esta
situación me parece un ejemplo claro de desconfirmación, un ejemplo
más de cómo la interacción en sí se vuelve patológica y
alienante. También un ejemplo más de mensaje paradógico, de los
que habitualmente se envían a las personas diagnosticadas del tipo:
¡queremos que sea usted autónomo! … y que de forma autónoma
decida hacer exactamente lo que nosotros consideramos que debe hacer.
¡Queremos devolverle la voz!... para que pueda decir sólo aquello
que consideramos que debe ser dicho.
Sin
embargo los mismos teóticos de la comunicación construyeron su
reflexión sobre cinco axiomas regidos por un primer axioma que nos
atrapa a todos: ES IMPOSIBLE NO COMUNICAR, si señores, el silencio
habla a gritos. Saltando Muros ha cumplido con su papel, espero que
para las personas que se han implicado en el proyecto, pero también
para otros. Pero su retirada envía el mensaje más debastador, su
silencio hablará a gritos, las personas que han ejercido presión
para la desaparición del Proyecto Saltando Muros deben saber que su
desaparición EVIDENCIA LA PERVERSIÓN DEL SISTEMA QUE PRETENDEN
DEFENDER, ese silencio se convierte en la crítica incontestable a
ese sistema.
Ánimo
a Esther y César y a todos los que han participado en esta sencilla
idea que a mí no se me ocurriría, algo grande. Espero seguir
cruzándome por ahí con vosotros y que las personas que han
participado en el taller puedan seguir haciéndonos llegar su voz.
1 comentario:
"No debo responder a su argumento porque no lo considero a usted un ser comunicante"
De nuevo tratamos con el problema de la inteligibilidad. Si hablamos no se nos entiende, porque hay ya una predisposicón a contar con que no se nos entenderá, o directamente a no querer escucharnos. A no considerarnos interlocutores válidos. Subciudadanos, subracionales, subalternos. La subalternidad es siempre un problema relacional, que opera ante el poder. Es la diferencia de poder la que crea las condiciones de subalternidad.
Desde hace ya demasiado tiempo, desde que se intentó hacer pasar "lo nuestro" por un problema biológico, es decir médico, pareciera como si se quisiera hacerlo pasar también por algo ajeno a lo político, algo donde no tiene sentido hablar de poder, sólo de ciencia, como si esta pudiera ser ajena a toda sospecha ideológica.
Aquí vemos que no es así. Cerrar Saltando Muros es una decisión política, para impedir que se politice nuestra voz, que se problematice como voz inteligible. Que esta voz busque, con la legitimidad de cualquier voz social, su lugar en la representación, su lugar en el contrato social, su lugar en el derecho y en la ciudadanía. Pero pareciera que sólo existimos como enfermos silenciosos. Fuera de ese rol, no quieren que existamos. ¿Cómo vamos a tener salud mental si la negación mayor es a incluirnos en el debate de aquello de lo que somos protagonistas? Esta pregunta es incómoda, y sin embargo, qué curioso, hay una Convención Internacional que pone esta pregunta en el centro.Y que la responde: modelo social y de derechos humanos, el modelo médico debe ser solo una parte, nunca el enfoque predominante. Igualdad de oportunidades, no discriminación, derechos, asistencia para tomar decisiones, garantías.... ¿Están los que cierran Saltando Muros en contra del Derecho Internacional?
¿A qué tanto miedo, si solo hablásemos de ciencia? ¿A qué tanto miedo, si hablamos de derechos? Todo el mundo quiere derechos, ¿no? Nosotros también, y quizá el más importante, el más urgente, es considerarnos interlocutores válidos. Sujetos de derecho. Y esto no es ciencia, ni lo arregla la ciencia. A ver si así se entiende.
Un abrazo, Antonio, y también a Saltando Muros, y a todas las personas que queremos hacer posibles los cambios necesarios para tener vidas más dignas, seguramente la dignidad traerá consigo más salud mental.(A ver si el miedo va a ser ese).
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