16/7/11

ROBIN HOOD EN EL ESPACIO INTERSINÁPTICO: En defensa del lindo gatito


Sí señor, como si de un Robin Hood del S.XXI se tratara el Doctor Peter D. Kramer ha salido en defensa del débil. Y es que a los pobres farmos les están dando zapatilla últimamente, es cierto que desde un sector marginal y contestatario, gente con muy mala leche que no piensa en como pueden repercutir sus críticas a las pobres familias de los directivos de las multinacionales farmacéuticas. Pues bien, el amigo Kramer ante una agresión descarnada y sin escrúpulos, como la revisión escrita por Marcia Angell en el “New York Review of Books” (echadle un vistazo, merece la pena) de las tres publicaciones que más pupita han hecho últimamente, un caso claro de bullying contra las farmacéuticas, se ha visto obligado a escribir un artículo en el NYT “In Defense of Antidepressants”… está bien que alguien haga algo por esta causa, de hecho la prescripción de antidepresivos en España sólo se ha triplicado en los últimos 10 años (la situación comienza a ser preocupante, de hecho incluso ¡¡¡hay personas que no los han tomado nunca!!!)




Kramer es autor the “Listening to Prozac” e inventor y promotor de la “psicofarmacología cosmética”, algo así como la cirugía plástica del alma (si está usted deprimido tómese la pastillita, le sentará bien, si no lo está tómesela también… andará como una moto) SOMA PARA TODOS y así todos contentos. Pues sí, éste señor está preocupado por los efectos que pueden tener las críticas de estos antisistema. Hasta ahora a estos representantes del perroflautismo ilustrado los escuchaban cuatro de su misma especie, pero ya alarma que tenga algún efecto real, que pueda afectar al mercado de pirulas. De hecho uno de los libros revisados por Marcia Angell The Emperor’s New Drugs: Exploding the Antidepressant Myth, ha provocado, por ejemplo que el Subsecretario Parlamentario de Estado para el Departamento de Salud del Reino Unido, exigiera a la industria farmacéutica que proporcione todos los datos de ensayos clínicos que tengan, publicados o no (por aquello de que tienen la costumbre de no publicar ensayos con resultados negativos para sus intereses) o que el NICE haya revisado las directrices en el tratamiento de la depresión a favor de la psicoterapia (esto no nos viene bien).




Pues el amigo Kramer se lo ha tomado en serio, y ha sacado su mejor repertorio argumental en tan épica batalla:





El primer argumento; un clásico de los más potentes, absolutamente irrefutable, del estilo “coma caca, millones de moscas no pueden estar equivocadas”. Se pregunta el fiera - ¿puede un medicamento que es consumido por uno de cada diez americanos cada año, ser un engaño, un error o un concepto equivocado? - (¡por dios!, nadie pensaría tal cosa, sería la primera vez en la historia que algo así ocurre, de hecho, debería replantearse la recuperación de la sangría como procedimiento terapéutico, especialmente en salud mental: una sanguijuela en la frente y adiós a la epilepsia).




El segundo argumento es mucho mejor, éste es del estilo “tengo un primo al que le fue muy bien”. Cuenta como consiguió que a un amigo suyo, que sufrió un ACV, le añadieran antidepresivos en su plan de rehabilitación, con buenos resultados. La recomendación a su amigo está basada en ésta investigación publicada en The Lancet, que apoya la idea de que los ISRS ayudan a mejorar el funcionamiento motórico en personas que han sufrido recientemente un Ictus. La verdad es que el ensayo es bastante concluyente y sólo le veo dos pegas: la utilización de placebo inactivo (cada vez más autores argumentan que la no utilización de placebos activos, compromete el doble-ciego) y la duración temporal del ensayo; un clásico en los ensayos con medicación psiquiátrica, que rara vez superan las 16 semanas en las que el grupo placebo tiene la mala costumbre de aproximarse al grupo de medicación activa, y momento en que los efectos secundarios se hacen más evidentes. En este caso el ensayo dura 12 semanas. Además al mismo tiempo que éste estudio demuestra que los ISRS pueden ser positivos en la rehabilitación del Ictus, otros parecen demostrar que su uso puede ser un factor de riesgo para sufrirlo.




El siguiente argumento también me gusta. Ante la cada vez más clara evidencia de que los beneficios de los ISRS son sólo comparables a los del placebo, Kramer Hood de los bosques tiene una respuesta convincente: como a los pobres farmos les exigen que antes de vender sus pastillas tienen que demostrar que valen para algo (es lo que tiene), y tienen que realizar dos ensayos con ciertas condiciones… pues eso, que ante tanta exigencia tienen que darse mucha prisa y los hacen mal. En realidad no seleccionan gente realmente deprimida: unos desgraciados farsantes se incluyen en el estudio fundamentalmente porque les dan mediación gratis y ya se sabe que a caballo regalado… a otros les pagan por estar deprimidos y también hay otros (los realmente honestos, dice) que se incluyen en la muestra cuando están peor, y claro, lo normal es que espontáneamente vuelvan a su estado normal. Incluye en la argumentación también una defensa de procedimientos de “wash out” en el que se eliminan de la muestra aquellas personas que son reactivas al placebo (curioso cuando menos) sin hacer mención de que tampoco se incluyen en la muestra personas que ya han tomado anteriormente antidepresivos y se mostraron resistentes (obviamente aquellos que ya se mostraron reactivos a otros antidepresivos, son incluidos sin problemas).





Finaliza Kramer su defensa tirándole de las orejas a la prensa, que deberían estarse calladitos y no darles cancha a estas noticias, no vaya a ser… Sin duda debemos defender al lindo gatito del cruel Piolín.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por el artículo. Recuerdo haber leído un libro de este hombre. Era un libro muy cercano, en el cual te aconsejaba que no te hecharas novias depresivas, frágiles, melancólicas, al estilo romanticismo del siglo 19, a no ser que tomasen antidepreivos...también recuerdo que decía que no es lo mismo utilizar el arte, filosofía absurdista, nihilismo etc etc, para retroalimentar, la depresión, es decir "modo de ser depresivo", que "ser artista, filósofo", que en este caso, aún diciendo cosas depresivas, o autoafirmándose como melancólico, absurdista, nihilista, en realidad no es un auténtico depresivo, que la diferencia está en que los verdaderos depresivos necesitan pastillas para neuroregenerar el hipocampo, que muchos estudios lo demuestran, lo del hipocampo, se refiere. Decía, que cuando él era adolescente, que era un nihilista y un absurdista, pero que no estaba deprimido, pues tenía muchas ganas de vivir, vamos, que era un farsante, según entiendo.xDDD. Yo cuando leí esto me quedé extrañado, nunca entendí que es lo que realmente quería decir y me preguntaba ¿Pero esto realmente está comprobado o se lo sacará de la manga?. Me estoy riendo ahora mismo, pero te juro que es verdad, el libro creo que se llamaba "Escuchando a Prozac". Hasta el título me hace gracia. Bueno al menos me sirve para partirme el culo, igual invento unos chistes psiquiátricos con el libro. Te lees un libro para que al final, todo lo que afirma estar comprobado, no sea más que una hipótesis reducccionista reducida, porque mira que no está reducida la hipótesis... al final se reduce todo a vender pastillas a descontrol...en fin. Gracias.

Anónimo dijo...

Enhorabuena por el artículo. Recuerdo haber leído un libro de este hombre. Era un libro muy cercano, en el cual te aconsejaba que no te hecharas novias depresivas, frágiles, melancólicas, al estilo romanticismo del siglo 19, a no ser que tomasen antidepreivos...también recuerdo que decía que no es lo mismo utilizar el arte, filosofía absurdista, nihilismo etc etc, para retroalimentar, la depresión, es decir "modo de ser depresivo", que "ser artista, filósofo", que en este caso, aún diciendo cosas depresivas, o autoafirmándose como melancólico, absurdista, nihilista, en realidad no es un auténtico depresivo, que la diferencia está en que los verdaderos depresivos necesitan pastillas para neuroregenerar el hipocampo, que muchos estudios lo demuestran, lo del hipocampo, se refiere. Decía, que cuando él era adolescente, que era un nihilista y un absurdista, pero que no estaba deprimido, pues tenía muchas ganas de vivir, vamos, que era un farsante, según entiendo.xDDD. Yo cuando leí esto me quedé extrañado, nunca entendí que es lo que realmente quería decir y me preguntaba ¿Pero esto realmente está comprobado o se lo sacará de la manga?. Me estoy riendo ahora mismo, pero te juro que es verdad, el libro creo que se llamaba "Escuchando a Prozac". Hasta el título me hace gracia. Bueno al menos me sirve para partirme el culo, igual invento unos chistes psiquiátricos con el libro. Te lees un libro para que al final, todo lo que afirma estar comprobado, no sea más que una hipótesis reducccionista reducida, porque mira que no está reducida la hipótesis... al final se reduce todo a vender pastillas a descontrol...en fin. Gracias.

Anónimo dijo...

Perdona la repetición en el mensaje, le di dos veces. Se ve que soy compulsivo.

Gustavo Psicólogo LP dijo...

Antonio, te me adelantaste con el show de Kramer pero como está mejor escrito que lo que yo iba a poner (¿retranca gallega le llaman?) he de decir: aplausos.
La verdad es que da un poco de pena el artículo de este señor: debe ser duro que después de ser durante años el gurú popular de la fluoxetina, se vea cayendo en una especie de ridículo (como cualquier proselitista pasado de moda, clamando solo ante el espejo). Bueno, siempre puede tomarse Prozac.
Un saludo

Antonio Olives dijo...

Si Gustavo, creo que presume de ser usuario habitual... lamento haberme privado de leer tu entrada.

Un saludo