25/6/07

VOLVERSE LOCO O EL INCONMENSURABLE ARTE DE ELEGIR UN TERAPEUTA




La confrontación de distintos modelos de realidad en psicología no es nueva, desde siempre existen distintas explicaciones acerca del comportamiento humano, distintas visiones de la realidad. Esto, además de no ser una cuestión nueva, tampoco es algo que sólo ocurra en nuestra disciplina (¿disciplina? – no me gusta, pero la verdad no se me ocurre un término para sustituirlo) esto ocurre en la sociología, antropología, filología incluso en la biología, la física o las matemáticas.





A menudo nos encontramos entrampados en absurdas discusiones (en muchos casos imposibles, porque los propios lenguajes son distintos), en el desprecio y la acusación al “otro”... que si tu modelo es dogmático, o el tuyo poco científico, que si no es más que mera curandería, que si tus resultados son iguales al placebo, que si los míos son mas rápidos, que si…





Y de repente resulta que hay una persona que sufre, se encuentra con este menú en el que además casi ningún plato está en “cristiano” (una lectora me ha llamado la atención sobre el desconcierto que provoca a las personas que buscan soluciones en esta inmensa carta, especialmente si quieren elegir de forma consciente, sabiendo que no es lo mismo acudir simplemente a un psicólogo, que acudir a un psicólogo humanista, por ejemplo). El cliente tiene que elegir entre psicoanálisis, análisis transaccional, terapia gestáltica, terapia sistémica, postmodernista, integrativa, humanista, cognitiva, conductual, cognitivo-conductual, bioenergética, quizá sea mejor buscar un psiquiatra o un counsellor o mejor un coach, pero será mejor un coach “ontológico” … pfffffff!!! A esto en Galicia le llamamos “loquear”.





El problema está cuando no queremos elegir al azar, queremos tomar una decisión correcta, no perder nuestro tiempo y nuestro dinero. Y la decisión no es en absoluto banal, dependiendo a que puerta llame, una persona puede entrar con problemas para dormir y salir con un trastorno de ansiedad generalizada, un complejo de Edipo sin resolver, un estado del “yo niño poco desarrollado”, un problema en los circuitos serotoninégicos, baja autoestima, pensamientos distorsionados, algún que otro relato, o puede incluso llegar a darse cuenta que en realidad es un paciente identificado que está intentando resolver un conflicto entre sus padres…. y seguimos “loqueando”. Pero además dependiendo a que terapeuta acuda recibirá muy distintos tratamientos: le darán pastillas, le harán relajarse, le preguntarán por la relación con su madre, le mandarán cambiar el colchón, lo hinpnotizarán, le dirán que se ponga siempre el mismo pijama, le podrán música con sonido de pajaritos, le pedirán que le hable a una silla, que intente no dormir, que haga unas flexiones o que se traiga a sus padres a la sesión y si es posible a sus abuelos… y ya “loqueamos” del todo.





Si después de leer esto, alguien tiene el valor de acudir a un psicoterapeuta (espero que sí, vivo de esto) y sigue dudando a dónde acudir, mi visión personal poniéndome en el punto de vista del cliente es:





……………………..y estos mandamientos se resumen en dos “lo que ME vale” y “lo que no ME vale”, es decir al cabo de un tiempo en terapia (suponiendo una terapia ya iniciada, el problema de elegir el terapeuta no he logrado solucionarlo, se puede recurrir al azar, o preguntar a algún conocido) uno debe preguntarse: pero...¿duermo?.





He destacado el ME en mayúsculas porque pienso que a quien le debe “valer” es al cliente, no al terapeuta. Puede pasar que el cliente duerma (me vale) pero el terapeuta lo interprete como una “huída hacia la salud” para evitar tratar los temas realmente importantes, o puede pensar que se ha solucionado sólo la “punta de iceberg” pero el problema subyacente no está solucionado. O puede pasar que el cliente no duerma (no me vale) pero el terapeuta puede interpretar que el cliente “se resiste” al cambio porque está obteniendo “ganancias secundarias”, o que aunque siga sin dormir sus padres se llevan mucho mejor, o que ya no tiene pensamientos distorsionados (ahora todos sus pensamientos serán torsionados).





El problema surge cuando el cliente aprende a hablar el lenguaje del terapeuta, se olvida de que no duerme, empezando a preocuparse por la relación con su madre o su ansiedad, su inconsciente, su estado del yo padre, o la triangulación o cualquiera de las teorías que le hayan enseñado. Siempre me he preguntado por el mecanismo por el que una persona lleva años en tratamiento sin conseguir soluciones y continúa acudiendo sesión tras sesión.





Así que, si puedo dar un consejo: ¿te ayuda? estupendo, ¿no te ayuda? a otra cosa mariposa.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que a todos los psicólogos que hemos estado trabajando en el ámbito clínico nos asaltan las mismas dudas y llegamos a conclusiones similares
(http://elclandelosoblanco.blogspot.com/2006/10/es-til-la-psicoterapia.html)

Felicidades por un artículo con grandes dosis de autocrítica y pragmatismo.

Un saludo del Clan!

Tuxa dijo...

Efectivamente, resulta poco transparente para un observador profano el complicado “menú” terapéutico.

Si consideramos la vida como una profesión, en la que vas adquiriendo conocimientos, estrategias, ambiciones, intuición profesional, etc.; la consecución de objetivos, la rentabilidad de nuestros esfuerzos (es decir, obtener satisfacciones) y la valoración de nuestra trayectoria por el resto del colectivo profesional, nos define como profesionales de éxito o como fracasados en nuestra profesión.

Cuando la rentabilidad de nuestros esfuerzos es baja, nos planteamos consultar a un profesional que nos ayude a elaborar una estrategia para mejorar nuestro rendimiento.

Si nuestro profesional tiene su propia empresa, nos fijaremos en sus resultados para estar convencidos de que su estrategia es efectiva (¿quién renunciaría a usar en beneficio propio una información tan valiosa?).

Entiendo que todo profesional, incluido el colectivo de psicólogos, es también humano, y que aunque sea un excelente profesional puede desatender su propia vida. En cualquier caso, si buscas una referencia, escudriñas la información de la que dispones para tomar una decisión antes de confiar en un orientador profesional y, a veces es muy inquietante.

¿Puede un psicólogo ser un gran entendedor de la conducta humana y su necesidad de encontrar respuestas místicas y, al mismo tiempo, ser un miembro activo de una confesión religiosa, cuyas explicaciones para la conducta humana son la falta de fortaleza moral ante los envites de un “Super Villano”?.

La verdad es que me costaría confiar en su objetividad.

Un saludo

Antonio Olives dijo...

Hola Tuxa, bienvenida a mi rincón, excelente observación. Es muy posible que un profesional (cualquier profesional) actúe limitado por sus convicciones morales o religiosas, o por su afiliación política, o tienda a interpretar los hechos en influido por su propia vida personal, en muchos casos un terapeuta puede verse reflejado fácilmente en las cuestiones planteadas por el cliente. Pero precisamente, los buenos terapeutas deben estar bien entrenados para neutralizar este “ruido”, o aprender a usarlo en favor del cliente.

Por otra parte y tal como te planteas el problema (me estoy refiriendo en concreto al supuesto de un terapeuta con determinada militancia religiosa, que influye sobre su interpretación del comportamiento humano), entiendo que partes de la idea de que la “interpretación de la causa del problema” es un elemento fundamental en su solución. Algunos pensamos que se puede prescindir de las causas para adoptar excelentes soluciones. Esto entre otros beneficios, permite tener que prescindir de interpretaciones que siempre (por muy cientifista que seamos) tienen un componente subjetivo.

Me encanta tu símil empresarial, pero evidentemente no puedes juzgar a un psicólogo por el éxito en su vida personal. Mi especialidad (es lo que sé hacer) es ayudar a la gente a producir “cambios”, lo que se debe evaluar es mi capacidad para ayudar a la gente a cambiar.

Como curiosidad te diré que R.J.Sternberg , es probablemente en investigador más importante del mundo en temas relacionados con el amor. Pues bien, la última noticia que tuve de él (y no es reciente), es que iba por su séptimo matrimonio.

Anónimo dijo...

Ou o que ven sendo: "En casa del herrero cuchara de palo"