7/11/11

EVIDENCIANDO LA EVIDENTE EVIDENCIA

Que me ponen a mi nervioso esos que en sus trabajos sobre lo nuestro repiten cienes y cienes de veces la palabra científico, científicamente etc. También me ponen nervioso los dicen que “diseñan intervenciones” y otra terminología similar (¿qué ***** es un “paquete terapéutico”?, no respondan... les veo venir). No sé porqué, pero textos en los que se leen cosas como (póngase voz de tipo interesante) “… y para que fuera eficaz desde el punto de vista científico diseñamos un paquete terapéutico ad hoc...” me dan cierto tufillo a complejo (de la profesión, no de los señores en cuestión, que de lo suyo suelen ir sobrados) una sensación de forzosa tecnificación y en definitiva de un “dime de que presumes y te diré de que…”. También me ponen nervioso estos que dicen que tratan trastornos, y se hacen preguntas del tipo ¿qué hacer ante tal o cual trastorno? Que yo supongo que sólo hay dos alternativas: a) decirle a la persona que le acompaña (al trastorno en cuestión) que espere fuera, quedarse a solas con él y pegarle una manta-palos, o por el contrario b) “diseñar un paquete terapéutico efectivo desde el punto de vista científico”.



A éste artículo publicado en el Infocop Online, se le unen estos elementos a otro que todavía me eriza los pelos con más intensidad. Los libros de recetas, sí, esa quimera que ansían los psicólogos tecnicocientíficos de realizar listados de tratamientos “Basados en la Evidencia” o “Científicamente Validados” con el lógico anhelo de parecerse a papá (el modelo médico, entiendo). La lógica de los libros de recetas es bien simple y sin duda atractiva, el trabajo del clínico sería realizar un diagnóstico exacto, abrir su libro de recetas y elegir el (o diseñar) la receta (intervención o paquete terapéutico) que “científicamente” mejor se adecue al trastorno que tenemos delante (quedamos en que la persona que lo acompañaba esperaba fuera). Yo, que soy un desarraigado (he pedido una prueba de paternidad al modelo médico ese) y que además, no tengo costumbre de tratar con trastornos, prefiero a las personas. Me inclino más por la Guía Michelín que por los libros de recetas, que sí, que las recetas pueden estar bien, pero si no hay cocinero, mal vamos.



Pues eso, que si nos vamos a aquella evidencia que no ven los que se basan en la evidencia (trabajos de Kim, Wampold y Bolt en el 2006 sobre los resultados del TDCRP, de Beutler en el 2004 o Christ-Christoph durante los 90) la varianza en los resultados en psicoterapia explicada por la utilización de uno u otro modelo/técnica (excluyendo imposiciones de manos, liberaciones de los chacras y revitalizaciones del karma, entre otras psicomagias) no llega al 1% en los estudios más optimistas y ronda el 0% en muchos otros, sin embargo la varianza entre resultados explicada por los terapeutas está entre el 6% y el 9%, una cifra realmente relevante considerada la elevada influencia de los factores considerados como extraterapéuticos (placebo, apoyo social, recursos de los clientes… la vida, que a veces también echa una mano) que sería responsable de un 87% del cambio. En resumen, las conclusiones que podemos extraer de esta evidencia que no resulta evidente a los que claman por la evidencia es que la efectividad de un proceso terapéutico no dependerá tanto de que el modelo/técnica elegido sea bueno o malo, como de que el profesional escogido sea bueno o malo.






Los autores, defendiendo su libro de recetas preguntan por ¿qué garantía tiene Vd. cuando acude a un psicólogo, de que va a ser atendido según un paradigma o técnicas que hayan demostrado su eficacia desde el punto de vista científico?, yo defendiendo mi Guía Michelín contesto; seguro que más garantías que aquellas que le aseguren que el psicólogo que le atienda haya demostrado su eficacia desde el punto de vista científico.



Supongo que al margen de que existan terapeutas reguleros y otros con una, dos o tres estrellas Michelín, será mejor que nos dejemos de listados y expliquemos a la gente que la mayoría de los y las terapeutas son efectivos en la mayoría de las ocasiones (que lo son).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

apoyo la monción...

soy un PIR de un lugar de la mancha...

tengo la teoría de que los terapeutas oscilamos entre 2 trastornos de personalidad narcisista y obsesivo compulsivo los unos confían ciegamente en su carisma y poder de persuasión irresistible, los otros en las guias, los test, la evidencia...

algún día tal vez alguien demostrará la iatrogenía intrinseca en manualizar la terapia e inocularla en la psique de un paciente
y se veran a solas con otro ser humano envueltos en la oscuridad sin sus fuegos de artificio.

Laura dijo...

Tengo 36 años y no tengo hijos. La gente me empezó a decir que tenía un problema y claro, me lo creí:

Un amigo sociólogo me convenció – aportaba un montón de datos científicos y estadísticas- de que yo sólo era el reflejo de mi generación , me señaló la pirámide de población, sus causas y consecuencias. Este hecho, me explicó, unido a la situación económica actual, hace que la parejas se replanteen el tener hijos… (ahí estaba yo, y si quería cambiar esta situación, debería ponerme manos a la marcha e iniciar cambios sociales).

Cuando se lo estaba contando a otra persona, acabó concienciándome de que los cambios en los valores, el capitalismo, consumismo e individualismo, hacían que perdiéramos la razón fundamental y profunda de nuestra existencia, que es la lucha por la supervivencia de la especie,… me ayudó a comprender con teorías Darwinsonianas, que estaba rompiendo con la esencia de la naturaleza y que debía de iniciar un cambio profundo ( la verdad es que no me acordaba yo mucho últimamente de la supervivencia de mis genes,…. )

Una amiga que me conoce desde hace mucho, me explicó que realmente estaba reflejando los problemas familiares que he vivido desde pequeña; aún no me relaciono con mis padres como adulta y temo repetir ciertos patrones, con lo que hay un bloqueo que impide que tome determinadas decisiones, como la de ser madre (estaba claro, tenía que resolver esos conflictos familiares que arrastro desde hace tiempo;… qué pereza, pero,…)

Finalmente, me desahogué con mi vecina en el ascensor; se quedó callada, me miró y dijo: aaaah, ¿y tú qué quieres?... Yo me paré a pensar: la verdad es que no lo sé, pero lo que acabo de descubrir es que no tengo ningún problema con eso.

Está claro que para comprender la realidad, necesitamos concentrarla, contarla y resumirla,… está bien, … pero no debemos de confundir las estadísticas (probabilidades) y generalidades con las realidades individualidades.

Anónimo dijo...

las cositas claras: sobramos. Casi sirve de más un confesor que no abra la boca :)

Anónimo dijo...

Estoy plenamente de acuerdo con tu artículo. En mi opinión a veces necesitamos aclarar nuestras ideas, reordenar la vida etc y otras veces lo único que ocurre es que nos han pasado cosas en la vida duras de asimilar, y un psicólogo que te escuche, que te apoye en cosas que nadie comprende, te hace sentir un poco menos aislado y más preparado para cambiar o para aceptar lo que eres(lo cual ya es un cambio paradojicamente).